Estamos viviendo tiempos bastante turbulentos en el entorno político y económico en nuestro país, la juventud hoy más que nunca es partícipe de actividades que mueven y conmueven nuestra sociedad, es por ello que es imprescindible tratar de abrirnos campo a través de la búsqueda de oportunidades en la generación de nuevas propuestas, nuevos productos y servicios, así como también el acercamiento a nuevos mercados. Hasta ahora hemos recalcado las exigencias que el consumidor en general intrínsecamente requiere de nosotros, sin embargo, cuando hablamos de marketing, a veces reposamos nuestras esperanzas de incrementar nuestras ventas en solo un spot publicitario o una fan page en Facebook, y nos olvidamos del contenido que es lo más importante. Recordemos que en nuestra cadena de valor, existen muchos otros factores en los que podemos mejorar y convertir esos puntos en ventajas competitivas.
La clave del marketing en esencia es generarle el máximo valor al consumidor; y esto envuelve a la totalidad de la organización. Cada vez que le pregunto a las personas qué acciones tangibles podrían aplicar dentro de la visión de su empresa que puedan crear valor real para sus consumidores, son muy pocos los que definitivamente la tienen clara. ¿Por dónde empezarían? ¿qué cambiarían dentro de sus procesos de trabajo? Es difícil pensar en adoptar un pensamiento innovador si nuestra naturaleza ha sido siempre confiar en el enfoque tradicional de las cosas. Hace un par de semanas, se llevó a cabo una conferencia de marketing en Málaga – España en donde Carlos Dulanto, experto en marketing e innovación, sostuvo que si estamos pensando en innovar, revisemos estos requerimientos antes: Capacidad de inversión, el capital es importante cuando se va a pensar en crear nuevos productos y servicios para el mercado. Una gerencia decidida, las directrices vienen desde la cabeza de la organización y son los primeros en ponerse la camiseta para saltar al campo de juego, el rumbo depende de una gerencia que tome las decisiones correctas. Tolerancia a la incertidumbre representa la resistencia a los impactos de lo incierto; la diferencia entre ser preactivo y proactivo recae en que ésta última significa “provocar el cambio”. Paciencia y buen humor, según Steven Johnson en su tesis sobre de dónde provienen las buenas ideas, sugiere que las mejores propuestas toman bastante tiempo en incubarse, se requiere de una retroalimentación continua y sobretodo de la suficiente sobriedad para enfrentar las vicisitudes del entorno. Aceptar el reaprendizaje, aprendemos todos los días, pero desaprender es algo que nos cuesta bastante, desarraigarnos de lo que siempre ha formado parte de nuestro “modus vivendi”. Pasión y fe, no podemos negar nuestra visión holística que tenemos sobre la vida, ese romanticismo de creer en resultados positivos y trabajar arduamente para alcanzarlos, es providencial mantener esta actitud ante escenarios fortuitos. Finalmente y quizá es algo que siempre estamos buscando fortalecer es tener un equipo motivado y capacitado; es decir, el motor de nuestra organización recae en la gente que la mantiene en forma y en todos aquellos que comparten nuestra visión de futuro y éxito.
Muchos todavía tienen en mente que la única ventaja competitiva que pueden desarrollar es invertir todos sus recursos en mejorar exclusivamente el producto; en una ocasión un maestro me dijo, si yo tuviera una empresa de cervezas y me convirtiera en un criminal para atacar a mi principal competidor (en este caso Backus), no me llevaría ni al gerente general o a sus inversionistas capitalistas, me llevaría al gerente de distribución, sí, y es que es aplaudible el hecho de que esta persona ha trabajado arduamente en convertir una ventaja competitiva a su capacidad de colocar este producto en cada rincón del país. Otras marcas como Coca Cola son los mejores en promoción a través de spots publicitarios que incluso la gente utiliza para motivarse, claro, ellos representan la felicidad y la actitud positiva por sobre todas las cosas. Todos poseemos atributos diferenciadores, pero lo importante es saber canalizarlos y enfocarlos para generar ventajas competitivas, no solo en el producto o el precio sino a través de la generación de valor para nuestros consumidores. Empieza deteniéndote un poco a pensar en ello, adopta una actitud de innovación.