El 5 de junio, el día en el que se van a desarrollar las elecciones por la segunda vuelta coincide con un día muy particular en nuestra historia. Resulta que ese día en el año 2009, se dio la más grande masacre de policías y civiles del presente siglo. Cuando fue presidente Alan García, en un lugar llamado la Curva del Diablo, murieron 9 civiles (entre nativos y habitantes de la comunidad de Bagua) y 25 policías. Aquel terrible suceso fue, según hoy se conoce a través de Wikileaks, impulsado por una exigencia de los Estados Unidos para la firma del Tratado de Libre Comercio.
Mercedes Araoz, candidata a la vicepresidencia por PPK, fue señalada como una de los responsables, al advertir el riesgo que existía de no mantenerse dos decretos supremos, los mismos que, de acuerdo a los nativos afectaban sus intereses. Ese fue el pretexto perfecto para que se desarrollen los sucesos violentos que deberíamos conmemorar ese día, que debería ser una fecha de reflexión para todos los peruanos, pero que es para los del Jurado Nacional de Elecciones, tan intrascendente que le ponen encima una elección en la que podría erigirse como vicepresidenta, nada más y nada menos que Mercedes Araoz.
Esa es la ignorancia elemental que deberíamos combatir en este país. La ignorancia de la mayoría sobre un país con naciones repartidas, que tienen visiones distintas del desarrollo. Cómo se podrá mirar hacia el futuro si es que obviamos el dolor de tantos, de invisibles, de esos que ya no existen (policías y nativos oligados a matarse mutuamente), como si nunca hubiesen existido.