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jueves, mayo 2, 2024

Dame más, para ser feliz

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Abundan como abejas sobre la miel. Si no tienes dinero, no existes. Huyen si solo eres un simple marginal. Las billeteras abultadas les atraen y el dinero es la mejor promesa de amor eterno. ¿Una romántica tarde de películas en casa comiendo palomitas de microondas? ¡JAMÁS! Si conoces a una de estas mujeres, tienes tiempo de salir huyendo, en 3, 2, 1…

No hay mujeres interesadas, sino billeteras atractivas. Ellas dicen estar solo por amor, los lujos que puedas darles es solo un adicional, he aquí la gran mentira, cuando lo que acumulan solo son regalos ostentosos.

En la sociedad que vivimos se encuentran con más frecuencia jovencitas que con su belleza y encanto, pueden derrumbar hasta al hombre más recorrido y también a Don Juan. Su encanto dura menos de lo que demoran en ponerse la cadena de oro que lograron conseguir con sus artimañas de niñas buenas, mientras él, se vuelve el cajero automático, el que solo sirve para sacar y sacar dinero.

No es cleopatra, tampoco la dama más fina de la sociedad, pero ya es maestra en el arte de engatusar. Si tienes buena motocicleta o en el mejor de los casos, un carro bien puesto, eres el blanco de su tierna y sensual mirada. “Está rica pero me llega al pincho”, refiere Cachín en la película “Asu Mare” cuando la pituquita no le tira bola. Esta caracterización refleja lo que a diario los muchachos del barrio son, el peruano con gracia, pero sin dinero. Aquel que de una cachetada saldrá de la vida de la flaca a la que quiere gilear, pero a la que solo le puede ofrecer un par de cervezas, cuando sus gustos son superiores a un wisky etiqueta negra, mínimo.

Una chica que se interesa en ti genuinamente, en la primera cita intentará pagar su parte, las entradas o los chicles ¡al menos por vergüenza! Las interesadas se hacen las tontas, como que no escucharon y te dejan pagar absolutamente todo, con eso, son felices

Antes de tu besito, antes de saludarte con la mano, es más, antes que la invites a salir, por celular te preguntan ¿A dónde me vas a invitar hoy? A ellas lo único que les importa es cuánto dinero estás dispuesto a gastar en ellas.

Lo más caro del menú, los zapatos de moda, el vestido de marca. Para ellas, pedir lo mejor, les hace más refinadas.

Algunas mujeres otorgan el doble de valor que los hombres a las buenas perspectivas económicas. Los hombres buscan obtener riquezas porque a las mujeres les atraen los hombres con riqueza. De la misma manera, las mujeres se afanan por parecer jóvenes y guapas, porque saben que eso atrae a los hombres. Por los ojos entra el encanto y los vuelve susceptibles para que el dinero sea el requisito para poder amarlas.

Aristóteles Onassis, magnate griego más famoso de la industria naviera del siglo XX, dijo en una ocasión: “Si las mujeres no existieran, todo el dinero del mundo dejaría de tener sentido”.

Es cierto, hay de todo en el mundo. La mujer empezó a salir de la cocina para vestirse bien y volverse la villana de la película, que con su letal belleza logra obtener sus más bajos deseos. Y otras, un gran sector de mujeres, trabajan y salen adelante sin necesidad de caramelitos dulces y caviar para ser felices.

Hay psicópatas que sólo disfrutan matando, personas que nacen ciegas y mujeres que mueren y reviven con un par de lujos y nada más. “Dame más, para ser feliz”, ellas solo pueden vivir queriendo, pidiendo, exigiendo y todo eso sin gastar ni un sol. Su punto “G” está ubicado al final de la palabra shoppinG.

¿Siguen las mujeres en pleno siglo XXI interesadas en casarse con un buen partido? ¿Por qué la mayoría de deportistas de alto nivel forrados de dinero aunque sean orangutanes les sobran las mujeres despampanantes? ¿Alondra García Miró saldría si Paolo Guerrero fuese pescador del puerto? ¿Qué tiene “la foquita” Farfán para gozar la vida con bellas mujeres? ¿Por qué entre las modelos, abundan tanto los romances con empresarios acaudalados?

Hoy he obviado el caviar, el champagne me marea en la segunda copa. La ropa cara es linda y la que no es de marca, también. Amo al hombre, no a su billetera. En motocicleta o en carro, me da igual. ¿De verdad, el dinero enamora?

Los amores son complicados, algunos sublimes, otros apasionados, otros avaros y lujuriosos, en algunos los fondos de la chequera no son suficientes para pagar por ese amor. Así que, “flaquita estás rica, pero arranca nomás”

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