Lenin Quevedo Bardález
Ayer fue el día de la Tierra y no fue un día para celebrar. Tal vez para preocuparnos y empezar una conducta reflexiva frente lo que està sucediendo en el mundo en estos momentos. Pero sorprende que mientras publicamos en las redes sociales nuestro amor a la naturaleza, sigamos, por ejemplo, consumiendo la misma cantidad de bolsas plásticas, caminando menos y sirviendo menos a la reconstitución o cuando menos a la lucha contra la destrucción de la tierra.
Hagamos un pacto interior y transformemos actitudes. Muchos se pierden lo maravilloso de la vida simple, al no permitirse caminar al atardecer. Al no permitirse sentir los cantos de los pajarillos en el bosque que tan cerca queda de nuestras ciudades en la selva, por lo menos una vez a la semana. Por evitar oír el murmullo del río. Sentir el viento acariciendo y así aprender a amar a quien nos abraza con todos sus elementos, cuando le prestamos atención. A ese ser que es capaz de encerrarnos entre sus brazos y liberarnos al mismo tiempo. Eso que habitamos, ese significado etéreo que engloba lo que el universo nos ha entregado para cuidar, pero que estamos destruyendo.
Hagamos un pacto interior para dejar de matar tanto. No solo con un disparo, sino con el olvido, cuando dejamos una luz innecesariamente prendida, cuando dejamos conectados artefactos que no funcionan o cuando permitimos que nos den de más bolsas de las que realmente necesitamos, cuando nos bañamos por tiempos nada prudenciales, entre otras cosas, muchas otras cosas.
Cuando menos cambiemos actitudes, no es necesario vivir en el bosque o trabajar directamente con él. Basta cambiar algunas actitudes.