Keiko Fujimori se encuentra admitiendo la agenda de instituciones que en definitiva chocan con la visión de un país que se distancia de la edad de piedra.
Primero firma un compromiso de no criminalización de los criminales que desde hace varios años, a sangre, mercurio, abusos contra menores y fuego, vienen destruyendo la selva amazónica. Los mineros ilegales tienen la posibilidad de arrasar, de ganar Keiko, ahora sí con total impunidad, el territorio de nuestra selva que nos queda.
También, ha firmado con los evangelistas con la finalidad que en nuestro país no se realice el matrimonio igualitario, unión civil o cosa parecida, a pesar de que en Latinoamérica, cada vez se avanza más en cuanto a los alcances de los derechos ciudadanos, en donde cada uno define cómo quiere vivir.
Para colmo, un dirigente fujimorista le cierra las puertas a la impresión de un periódico como Hildebrandt en sus Trece por sus denuncias en contra del sobrino del dueño, además de que fujimoristas como Martha Meier Miroquesada, le han ganado un proceso a un periodista como Rafo León, quien cuestionó su postura en legítimo ejercicio de la libertad de expresión. Si así van antes de ser gobierno…