El Museo Departamental de San Martín, con sede en Moyobamba, administrado por la Dirección de Cultura, atendió a un promedio de 4 mil 500 visitantes el año pasado.
Su directora, Melisa Aguilar Pitot nos explica, cómo lograron revertir esa imagen de los museos de ser almacenes de cosas viejas y de antigüedades.
¿Cómo hacer de los museos más atractivos para el público?
Con mucho esfuerzo y dedicación, hemos logrado que una gran parte de la población se olvide que los museos son esos lugares lúgubres, silenciosos, antiguos, donde se almacenan cosas viejas y dónde los visitantes observan solo vitrinas que no les dicen nada. Un museo tiene que trasmitir historias, sucesos y tiene que ser dinámico, lúdico, con guías especializados en el manejo de contarnos las historias.
¿Qué ha cambiado en el Museo departamental?
Antes era una sola sala y ahora tenemos seis, y cada una con una temática distinta, que tiene que ver con objetos de la Gran Saposoa, el pueblo Awajún, Chazuta y una réplica de su urna, cerámicas de Moyobamba y Lamas, objetos etnológicos de Moyobamba, la gran metrópoli de Maynas, fotografías de ese pasado histórico de esta vieja ciudad y cada objeto que se encuentra en este museo está registrado y tiene un código del Ministerio de Cultura. Se ha cambiado toda la estantería y la infraestructura es mucho más dinámica, donde el estudiante y las personas mayores pueden salir con mucha información y seguro que no se aburrirán en ningún momento.
¿Y la prioridad de este museo, ahora?
Yo creo que son los estudiantes. Los museos en general deben llenarse de estudiantes que quieran conocer su historia, su pasado, ver de cerca los objetos por los cuales uno puede tener información de cómo vivieron sus antepasados. Por ejemplo en Moyobamba, y en San Martín en general, no conocen que los sanmartinenses son descendientes de los Chachapoyas, una cultura guerrera, que dominaba las nubes y que han sido tanto más importantes que otras culturas. A nosotros nos interesa que vengan los niños, los escolares con sus profesores, porque los museos son aulas de aprendizaje.
¿Todos somos fruto de una historia?
Por supuesto, es importante saber a dónde vamos y de dónde venimos. En el museo uno tiene que sentir esa conexión entre el pasado y el presente.