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miércoles, mayo 1, 2024

San Juan: Recuerdos del ayer y un combo más

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De un tiempo a esta parte se dice que muchas de nuestras costumbres amazónicas, añejas y folclóricas, han ido sufriendo ciertas mutaciones e influencias, pero hay otras que por más que los años pasen se mantienen impregnadas en nuestra piel.

Así por ejemplo, hablar en otro tiempo o en la actualidad de la Fiesta de San Juan siempre ha sido sinónimo y presencia omnímoda del rey Juane, qué duda cabe. Pero también, hay un grupo musical que involuntariamente ha seguido las reglas de la fermentación y, lejos de pasar de moda, sus músicas son inherentes a esta fiesta amazónica. No es posible concebir una Fiesta de San Juan sin los acordes musicales de Juaneco y su Combo, pues son parte de aquellas tradiciones que se resisten a desaparecer y se seguirán proyectando en los años venideros.

Cuando uno escucha la chispa de alguna melodía de Juaneco se produce una explosión de sensaciones y recuerdos que nos trasladan a momentos diferentes pero todos vinculados con lo que somos como selváticos; somos río, somos verdosidad, somos aroma de tierra mojada, somos alegría, somos nuestros ancestros y somos esperanza.

La primera vez que escuché a Juaneco y su Combo fue en casa de mi extinto abuelo Alberto Escudero, en la casa de campo de Huayabamba, a 15 minutos de Juanjui. Él solía escuchar con bastante frecuencia las músicas de su admirado amigo Juan, a quien, en uno de sus tantos viajes en balsa que hizo a Manaus, llegó a conocer en Iquitos; muchas veces se pasaba ratos hablando de la destreza de su amigo como músico y de las bondades de ser humano que irradiaba.

Era costumbre por aquellos años reunirnos en casa de nuestro viejo patriarca, celebrar San Juan no era poca cosa, había en lo espontáneo un resplandor de ritualismo y respeto a nuestras raíces y nuestros orígenes; en todo ese ambiente de jolgorio familiar se vivían tardes calurosas de fútbol en el campo del pueblo y era usual contarnos cuentos cargados de los misterios de la selva a la luz de la luna, pero también muy cerca de nosotros, los nietos que fuimos creciendo a los ojos del abuelo, estaba presente la música del tal Juaneco, por aquél entonces infaltable en las celebraciones populares.

Eran años de bonanza económica en la selva, a donde con total facilidad y rapidez llegaban artistas conocidos a nivel nacional, atraídos estos por las fuertes sumas de dinero que los capos pagaban por sus presentaciones y espectáculos. No resultaba para nada extraño encontrarse caminando por las calles de alguna ciudad de la Selva con un Rocky Belmonte (famoso en esos días), algún integrante del Grupo Río o hasta el mismo Miky Gonzáles y su “Vamos a Tocache”; sin embargo esa catarata de famosos que pasaban por la región, no podían competir con el ya famoso Combo, pues estos no necesitaban de mayores presentaciones, toda vez que su simple nombre ya constituía una leyenda entre la gente amazónica.

En una ocasión pude observar a los míticos músicos y escuchar muy de cerca Mujer Hilandera, Ya se ha muerto mi abuelo, entre otros temas que representan el alma popular, sincero y alegre de los moradores de la selva, era en definitiva el sonido de la esencia misma de los secretos del poblador amazónico, un modo quizá de entenderle y de comprender la visión del mundo que se tiene.

El variopinto panorama que la amazonía representa tiene como fecha de júbilo principal la Fiesta de San Juan, que a decir de muchos es la expresión de nuestra “identidad nacional amazónica” y que todos los que amamos a esta hermosa tierra estamos llamados a preservarla no sólo como una fecha de excesos y alcohol sino sobre todo como un día de amor por la riqueza de nuestros bosques y la admiración al coraje de los pioneros de la selva que con juane en mano y mujer hilandera supieron forjar nuestros pueblos.

Salud Alberto! Salud Juaneco! … en el cielo.

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