Dentro de esta vorágine empresarial en donde todos tratan de captar la atención de los consumidores a través de miles de anuncios publicitarios, estrategias provocadoras de guerras de precios y la pérdida de valor de las marcas, es indispensable que empecemos a hacer marketing más responsable.
El cliente de hoy no es el mismo, pero sobretodo quienes han determinado estos cambios han sido los millenials, quienes han marcado las nuevas tendencias de consumo, aquellas personas que pueden catapultar tu empresa hasta conseguir tus objetivos comerciales en primera vuelta, así como también desterrarte hacia el depósito de las marcas perdidas. Les importa sobretodo la transparencia de tus mensajes y se guían por la credibilidad que les has marcado hasta ahora.
Todo puede suceder en estos tiempos de acceso total; es por ello que se hace imprescindible tener un claro panorama de lo que pretendemos posicionar en el mercado, y, no obstante hayamos redactado genialmente nuestra misión y soñado el potente mensaje de nuestra visión, nunca será lo suficientemente bueno si no aplicamos algo tan simple… “hay que estar enfocados en las personas”. Twitter, a través de sus “trending topics” nos muestran día a día, hora a hora, ciertos gustos y preferencias de lo que la gente (nuestros potenciales consumidores) está hablando, o al menos se interesa por saber; pese a que casi siempre nos estamos quejando de los programas de televisión nacional, tan cuestionados por su bajo contenido cultural y educativo, es importante tener en cuenta la participación de los más jóvenes dentro de estos espacios de entretenimiento. Antes se pensaba que la generación de hoy no veía televisión, y que prefería navegar en las redes y publicar contenidos por doquier sin alguna razón relevante; esa idea está errada, ya que ahora los niños y adolescentes están digitalmente transformados, pueden hacer más cosas a la vez, tienen doble y hasta una triple pantalla para ver contenidos, la TV, el Smartphone y la Tablet.
Según Mariela Mociulsky, consultora de investigación y tendencias, los hábitos de consumo de los más chicos está revolucionando el mercado, cada vez más los padres son influenciados por sus hijos a través de toda la información que van adquiriendo en el día a día mediante internet y televisión (por lo general en este segmento), y a pesar de que todavía sigamos como peruanos teniendo un hábito cortoplacista de resultados, estas personas en particular se han vuelto más comprometidas con sus causas, en casi todos los entornos en donde se ven involucrados.
Buscan empresas que persigan sus mismos principios, con políticas claras y comunicación sencilla, responsable con la sociedad y el medio ambiente; es por ello que la repercusión de nuestras acciones a largo plazo deben contener responsabilidad y un mensaje claro que intente mantener la confianza de estas personas, transmitiendo valores que inculquen las buenas prácticas desde el punto de vista empresarial y social, haciendo hincapié en el fondo digital, lo que para ellos es un eje de comunicación indispensable, y seguirá así por mucho tiempo. Solo pongámonos a pensar en esta realidad, los jóvenes de hoy en día no trabajan inmediatamente pero es la generación más educada y mejor preparada, esto se debe a la inmensa cantidad de información que los hace conocedores y cuestionadores de todo; no son inmediatamente independientes (en términos económicos) pero tienen mucha más riqueza de experiencia que otras generaciones; no se casan inmediatamente pero es la generación que más conoce a su pareja antes de hacerlo.
Nos encontramos en el desafío de implementar un marketing de mayor peso responsable, debido a que tenemos como objetivo crear nuevos productos y servicios que colaboren con la gente a seguir extendiendo su tan preciada libertad, crear contenidos publicitarios en todos los canales de comunicación que represente la humanización del servicio y, que demuestre un compromiso pleno con la sociedad y el medio ambiente. Recordemos que la satisfacción del cliente es nuestra razón de ser, sin embargo, nuestros trabajadores, es decir, la gente que provee ese servicio debe desprenderse de esa sensación de cumplir estándares e instructivos de atención, y comprender que del otro lado está una persona, y que nuestra intención de un trato amable y correcto impactará de igual forma en nosotros mismos.