Hace unas semanas asistí a la Feria del Libro denominado “Jaime Doherty Vonah”, realizada en la ciudad de Tarapoto. En mi modesto entender, fue un evento motivador para los estudiantes. A propósito de esta actividad, pude observar a escritores ganados ya por las canas que peinan y, a los jóvenes escritores sanmartinenses. Todos ellos hablaban de mitología amazónica. Se confundían con los visitantes para escuchar sus comentarios, relatos y testimonios de diversa temática, que tal vez les serviría para argumentar otra de sus obras literarias. En amenas tertulias vimos a escritores riojanos, moyobambinos y lamistos. Fue un ocho de junio, parado en una esquina cuando se esperaba el inicio de este evento ferial, escuché decir…”El día que se deciden por fin hacer la feria del libro en un lugar más amplio y concurrido como es la plaza de Tarapoto, se desata una torrencial lluvia. El despechado club San Martín tomó venganza”, palabra de escritor: Vedrino Lozano Achuy.
En esta oportunidad comparto algunas líneas y textos de este poeta y cuenta cuentos joven del Bajo Mayo; nacido en Tarapoto en 1981. Licenciado en Educación en la especialidad de Lengua y Literatura. Tiene una maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la UNMSM. Ha publicado los siguientes poemarios “Bálsamo de Cenizas”(2001)”Fuegos Fatuos” (2003)”Boleros para uno y otro tiempo”(2005) “Shadowplay. Diario de Ian Curtis”. 2010.
De su narrativa decimos que es autor de novelas infantiles: “Abril y el devorador de palabras” (2012) Abril y la ciudad de las palmeras (2013) Abril y el secreto de las catacumbas 82014) y Matías y las sonrisas perdidas (Finalista del I Concurso de novela infantil Altazor 2013). Encuentro entre sus personajes, niños y seres mitológicos que, en busca de la verdad, encuentran lo que a los adultos nos falta: El hábito de la lectura. Nos hemos olvidado de practicarlo. Por decirlo de alguna manera, nos hemos olvidado de enseñar con el ejemplo. Vedrino Lozano Achuy en su libro Abril y el devorador de palabras (el libro más leído por los niños de diferentes departamentos del Perú) nos plantea encontrar juntos con la niña Abril al devorador de palabras para no sumirnos en las sombras de la ignorancia ¿Se imagina, amigo lector, que un día, sin explicación lógica, los libros estuvieran en blanco y sin palabras?¿Y si a esto añadimos qué al no tener nada que leer, las sombras de la ignorancia poco a poco fuera cubriendo el mundo entero? Ayudemos a la niña, Abril, a recuperar la esencia de los libros.
Pero este escritor joven de la tierra de la chicharra, nos lleva a otro argumento interesante en Matías y las sonrisas perdidas el verdadero valor de la amistad, cuando Andrés pierde la sonrisa y su amigo Matías- cuya habilidad era encontrar cualquier objeto perdido- la encuentra y además ayuda a su amiga Lila a encontrar su sombra que no la encontraba por ninguna parte; al lobo le ayuda a encontrar su toque feroz; al gigante a recuperar su corazón, al indiecito Apu a convertirse en gran guerrero; que de no haberlo hecho, hubieran muerto.
En Abril y la ciudad de las palmeras, Vedrino, nos conduce a seguir en una alegoría espiritual entre la princesa Ahuashi, y de los seres mágicos que habitan la selva como el chullachaki, la runamula, el sacharuna, entre otros; pensando siempre en darnos un mensaje: preservar la flora y la fauna. Recomiendo a los padres y madres de familia, comprar a sus hijos las obras de este escritor tarapotino. Estamos seguros que la trilogía de Abril, poco a poco se convertirá en un clásico de la literatura infantil peruana.