Se dice que no somos culpables de cara que tenemos, pero sí responsables de la cara que ponemos, y la que está poniendo el fujimorismo es una llena de rencor, que según sus protagonistas sólo es canjeable con un PPK de rodillas pidiéndoles público perdón; aunque particularmente creo que en el hipotético caso que esto se diera, es probable que busquen nuevos pretextos para seguir con la espada desenvainada y mostrando los incisivos en forma desafiante.
Se le atribuye a Sócrates la frase, ‘habla para que yo te conozca’, y en esa lógica simple y de sentido común, escuchando frases de fujimoristas como el de Luis Galarreta, que enfatizo que ‘no valen las disculpas, y que después de todo lo que han hecho tendrían que pasar 10 años de disculpas antes de perdonar’, refiriéndose a PPK; o la tristemente frase de Becerril que acoto que ‘no es de vida o muerte que haya diálogo’, tenemos que el rencor está en el tuétano fujimorista , que país, ni qué país, que bicentenario ni ocho cuartos, balbucean y destilan odio, diagnóstico que confirma que todavía el movimiento fujimorista no se acostumbra a vivir en democracia y a respetar el estado de derecho.
Todo indica que seguirán el mismo libreto que el que pusieron en marcha tras la derrota del 2011 en la que resolvieron asumir el papel de golpear y obstaculizar al ejecutivo, lo mismo que con Ollanta, buscarán con PPK, esta vez, quien sabe con mayor agresividad, su intención de ganar en primera vuelta el 2021 les hará cometer locuras, como el de Keiko de escoger un frío twitter para saludar al Presidente electo, al tiempo que ninguno de sus más de 70 parlamentarios electos acude a saludar al nuevo mandatario; la guerra está declarada, el dolor de la derrota está alojado en lo más hondo de su alma. Una vez más, que importa si con esta actitud se frena el desarrollo del país, alguien dijo, son el nuevo perro del hortelano: no gobiernan ni dejan gobernar.
Más allá del rencor evidente que ha desplegado el fujimorismo como cara y sello de su conducta, los peruanos lo compulsaremos cuando se ponga en debate la rebaja de los impuestos, cuando se discuta una nueva ley del trabajo, etc. Así que el genio y figura, sumado a su comportamiento en temas concretos serán fundamentales para el debate que ayudarán a despejar la interrogante: ¿está el fujimorismo rehabilitado democráticamente como para dirigir el ejecutivo?