A pocos días de la marcha nacional Ni Una Menos, que se realizará el 13 de agosto, podemos ver con mucha preocupación que en dos semanas se hayan conocido de feminicidios y maltratos contra mujeres a nivel nacional.
El 25 de julio en Surquillo, sentencian a hombre a 20 años por acuchillar a mujer, el 29 de julio en Trujillo un policía mató a una joven y luego se suicidó, el 2 de agosto, dieron 20 años a asesino de enamorada, el 5 de agosto se conocía del asesinato de una joven en el cuarto de un hostal, el 6 encontraron el cadáver abandonado de una mujer en San Juan de Miraflores, son algunos de los casos que conocimos a través de los medios de comunicación nacional.
Sin mencionar los casos de violencia que se han registrado y que han dejado heridas a algunas mujeres en nuestro país, parecería ser el pan de cada día en las redacciones.
Durante el 2015 y 2016, el Poder Judicial ha impuesto 100 condenas por el delito de feminicidio en nuestro país, de acuerdo al Registro Nacional de Condenas de la institución.
Del total de las sentencias, 52 condenas se registraron en el 2015 y 48 en la primera mitad de este año. Según el Poder Judicial, el aumento en el número de sentencias en el año 2016 se debe a que la “acción represora de los jueces” se ha intensificado.
Algunos se han preguntado por qué no marchamos contra las mujeres que agreden a su pareja.
Hay que entender que esta marcha es la respuesta no solamente a las agresiones sufridas por las mujeres (que son más comunes en nuestro país), es también una alerta a esos fallos judiciales que han dejado libres a hombres que han maltratado a mujeres salvajemente y por la gracia de Dios están vivas.
La marcha también se da por esas niñas que soportan a los tíos de la familia, a los primos, a los hermanos y hasta a los padres, que casi a diario roban su inocencia con tocamientos indeseados. La marcha del 13A es por mí, es por ti, es por nosotras, porque somos mujeres y nos levantamos para decir: “NI UNA MENOS”.