25.8 C
Tarapoto
domingo, abril 28, 2024

“Si nos tocan a una, nos tocan a todas”

01

Las princesas de cuentos de hadas no existen, mucho menos las más modernas muñecas inflables. No nacimos para satisfacer a otros. Si mi ropa deja descubierta mis piernas, no es motivo para que quieras tocarme. Me visto para sentirme linda, no para que te sientas macho. Tengo derecho a ser libre.

La violencia duerme con nosotras por las noches y desayuna por las mañanas. Lamentablemente vivimos en una sociedad en la que el machismo sigue pintando de rojo los labios de las mujeres. Esta sociedad es la que esconde la basura debajo de la alfombra y nunca la bota, por miedo o por indiferencia. No sabemos que el quedarnos calladas también nos vuelve cómplices y llenamos de energía a ese monstruo que mata.

El sábado por la noche disfrutaba que mis sobrinas jueguen en la plaza de armas de Tarapoto y mientras observaba cómo niños y jóvenes estaban prendidos en sus celulares con ese tan mediático juego de pókemon. Al costado de mi familia estaba sentada una señorita con su enamorado, el que estaba literalmente hipnotizado por su celular. Hasta ahí todo era normal, vivimos en ese mundo tecnológico, pero cuando escuché el sonido de un golpe en la cabeza, es que reacciono y me percato de lo que estaba pasando frente a mí. Resulta que la señorita le jaló el brazo como buscando la atención de su enamorado de manera cariñosa y sin querer, el celular se cayó por las piernas del chico y posteriormente rozó con el suelo. Este accidente para el “hombrecito” (si podemos llamarlo así) fue una insolencia, un insulto, que le dio el derecho de hacer un puño en su mano y golpear la cabeza de la señorita hasta que ella se incline por la fuerza del golpe. Como era de esperarse, todos volteamos y mi madre sin darse cuenta de lo que pasó, les preguntó: “¿están jugando?, me imagino, ni una menos y sonrió, la víctima de agresión se arregló el cabello, me miró y se levantó dejando solo a su agresor, al que no le importaba lo que sucedía, es ahí que le digo a mi madre, que no fue un juego y le comento lo que vi.

Muchos dirán, hablas mucho y no haces nada, sin embargo tengo que decir que estas cosas son las que más me indignan, el agresor se levantó y se fue caminando idiotizado con su celular, como si nada hubiese pasado, a unos metros se sentó en otra banca. Me paré, le seguí, busqué a una mujer policía (porque los hombres uniformados a veces minimizan estos actos), no encontré apoyo policial y tampoco a la víctima, no tenía sustento para que se verifique qué pasó. Como estaba indignada, acalorada, con la rabia que hacía que se entrecorte mi voz, me acerqué al lugar donde este joven estaba sentado y lo encaré, diciéndole: “tú te crees tan machito para pegar a una mujer, esa chica no se merecía que le faltes el respeto así, tienes suerte de que no haya un policía cerca, porque lo que hiciste ya está penado, y deberías acordarte que tienes madre, y de seguro estaría decepcionada de tener un hijo tan cobarde. Sigue con tu celular y tu bendito juego, pero por acciones como las tuyas es que las mujeres piensan que son culpables de golpes, y se van y se callan como tu enamorada, este es el inicio de muchas muertes.” Él me miró, asumo que se avergonzó del roche público que le hice, no me dijo nada y llegó su amigo para acompañarlo a seguir atrapando pókemon, mientras mi mamá me jalaba hacia mi moto que estaba estacionada.

El estrés tecnológico que vivimos, ni cualquier otra cosa, puede ser motivo para que alguien nos falte el respeto. Esto pasa en la plaza de armas, en el trabajo, en la casa, en las universidades, en todos lados, no es algo oculto, es algo visible y muchas mujeres minimizan y callan, ¿Qué debemos hacer aparte de las marchas? ¿Cómo hacer entender a las mujeres que nadie puede tocar su cuerpo sin su autorización? ¿Cómo romper una sociedad con sistema patriarcal? ¿Cómo erradicar el machismo?

Sigo indignada, sigo molesta, sigo dolida, porque cada día nos menosprecian, se sienten con la potestad de poder insultarnos por facebook y en persona, porque algunos hombres se sienten omnipotentes y quieren degradarte en el trabajo y en la sociedad.

El maltrato no solo es físico, es psicológico y emocional, todo esto nos puede causar la muerte.

Desde esta columna periodística invoco a denunciar el maltrato, es hora de despertar, reír, llorar si quieres, trabajar, progresar y por qué no, hacer el amor con ganas, porque eso solamente tú lo decides.

“Si nos tocan a una, nos tocan a todas”

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,541FansMe gusta
275SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos