25.8 C
Tarapoto
martes, abril 30, 2024

La muerte del fujimorismo

juegodetronos

Los partidos políticos no son sólo un nombre, un membrete y un padrón; aún en países como el nuestro, atrasados en su institucionalidad democrática, los partidos políticos son entidades vivientes que nacen, crecen, se reproducen y mueren. Así sucedió a comienzos y mediados del siglo XX con el civilismo, con el sanchecerrismo, con el pradismo, con el odriismo, y, ya en el siglo XXI, ha sucedido con el PPC, el Apra, y el nacionalismo. Y así va a ocurrir, más pronto de lo que muchos creían, con ese extraño fenómeno surgido en los inicios de los ’90 a causa del terrorismo y la hiperinflación, denominado genéricamente “fujimorismo”.

Cada uno de estos partidos ha tenido diferentes ciclos vitales, algunos han sido más longevos, como el civilismo y el aprismo, otros de vida media, como el odriismo, el pradismo y el pepecismo, y otros de cortísima existencia, como el sanchecerrismo y el nacionalismo de los Humala. Pero en todos los casos la constante ha sido que han cumplido un ciclo vital y han tenido que dejar el paso a otros que recién surgen o que tienen pocos años de existencia.

Algunos de estos nuevos partidos representan a determinados segmentos del nuevo Perú del siglo XXI. Tal es el caso de APP, que hunde sus raíces en lo más profundo de las tradiciones ancestrales de la nación peruana, y que, luego de 15 años de fundación, sigue obteniendo adherentes, y que sin duda será el partido más beneficiado con la muerte del fujimorismo. O PPK, que no es, como algunos quisieran verlo, “un club de amigos”, sino la expresión de un sector de la clase media más ilustrada, que busca algo más que un liberalismo económico, sino uno que también defienda los derechos de las minorías.

También tenemos la posibilidad, aunque remota, que los sectores de la izquierda marxista se reciclen de las ataduras ideológicas estalinistas y actúen acorde con los nuevos tiempos. Sólo así, este frente de varias izquierdas podrá sobrevivir y ser alternativa para el 2021. Si el gobierno de Kuczynski consigue atemperar la conflictividad social, las banderas de la izquierda tendrán que desistir de su agresividad jurásica y centrarse en lo más racional: la defensa del medio ambiente y de las condiciones de vida de los menos favorecidos.

El pendiente que los peruanos tenemos para estabilizar la agenda política y democrática hacia el 2021 es la desaparición total del fuijimorismo, que, aun cuando ya está en agonía, no parece haberse percatado de ello, pues aprovechando una serie de factores exógenos pudo obtener el apoyo de vastos sectores populares en las últimas elecciones, principalmente debido a los problemas que tuvo el único candidato que podía hacerle la batalla, César Acuña, de APP, víctima de una campaña inmisericorde de desprestigio, con la complicidad de ciertos medios, campaña que sin embargo, aún no consigue mostrar pruebas contundentes de sus graves aseveraciones.

Sin embargo, el caso del fujimorismo es más complejo, pues debido a la falaz “cifra repartidora” han obtenido una mayoría absoluta en el Congreso, lo que en vez de ser una bendición se ha transformado en su peor maldición, pues, dada la naturaleza dictatorial, corrupta y autoritaria que late en su entraña fascista, pretenden ignorar que su “mayoría” en realidad sólo representa el 18 % de la población electoral y el 29 % de los votos válidos en la primera vuelta. Sin embargo, la soberbia, el más letal de los pecados según el cristianismo y la causa de la caída de Lucifer, es ahora su principal enemigo, pues debido a las desacertadas acciones que están cometiendo llevados por esta sed de poder, el pueblo llano del Perú se viene dando cuenta cada vez con más claridad de lo que este grupo representa y cuál es su verdadera entraña.

La muerte del fujimorismo es sólo cuestión de tiempo. Puede ocurrir pronto si persisten en censurar ministros al gobierno de Kuczynski y al final consiguen la disolución constitucional del Congreso, y en las elecciones que se darían antes de 4 meses, lo más probable es que no obtendrían ni 15 congresistas. Sin embargo, su agonía puede ser más larga, pero más consistente, si es que llegan hasta el 2021 y su desprestigiada “lideresa” se atreve a candidatear rodeada de la repulsa del pueblo peruano que en 5 años habrá tenido tiempo suficiente para desechar algo que nunca debió de prosperar: el neo fujimorismo de Keiko, que, por sus propios errores ha firmado su sentencia de muerte.

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,542FansMe gusta
278SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos