Buen año, queridos y gratos amigos lectores de miércoles, estamos de vuelta con otras ideas y otro año importante de nuestra vida diaria bendiciones a todos sin excepción a los amigos, a los enemigos, a la gente que nos quiere ver derrotado, a la gente que nos quiere y nos admira para todos ellos las mejores oscilas de cariño y emoción.
En nuestra vida diaria siempre existen experiencias personales y profesionales entre buenas y malas, pero hoy muestro abrazar literalmente hablando de un hábito institucional “La corrupción” pues es bueno hablar es te virus como muchos técnicos especialistas ya lo hicieron. La corrupción ha calado profundamente en todos los niveles de nuestra sociedad, por lo que este “fenómeno social complejo, funciona a través de redes y complicidades entre quienes ejercen el poder deshonestamente. Está insertada en casi todo el ámbito de la sociedad. Tiene presencia en el aparato estatal y en la empresa privada”.
Observando este fenómeno me ha servido de experiencia trabajar en una institución que promueve educación, en la cual como maestro estamos decepcionados una vez más la forma de evaluación maniobrada desde personas que dirigen para “dizque” desaprobarnos. En realidad sucedió esa escena, evaluando de una forma arbitraria, inadecuada, inusual solo observando y haciendo a la “rifa” como quién dice: ¡Me cae esta persona no me cae esta persona por eso le desapruebo! …Hay una razón a este “zanquilargo” además de ello es “posma” nunca enseño en un aula, no tiene la capacidad de evaluar a sus colegas. Esto sucedió en alguna UGEL de la región escena vergonzosa, siendo una institución en la cual se desarrolla valores, ética y formación; pedagógica en este caso directamente atribuimos este grado de responsabilidad a personas común y corriente no puedo decir “funcionarios” ni “especialistas” no tiene ningún principio profesional más siempre han sido como “gavilanes” oportunistas para avanzar buscado “coimas” “acoso” “Llevar chismes” a algún directo para sentir su poder.
Es vergonzoso y decepcionante tener estos de profesionales mediocres “títeres” de la gestión que sólo malogran la imagen de los profesionales en educación. Hoy no vamos a decir nombres, por respeto a nosotros mismo solo vamos a describirles ellos se merecen más que profesionales son caricatura de la corrupción y mediocridad ambos en común.
Estas personas desconocen el tema de “Corrupción” hacemos recordar esta teoría hecha realidad en estas desafortunadas personas, sí la corrupción “Es todo abuso del poder público con fines perversos,… actos ilícitos como: Soborno, nepotismo, extorsión, fraude, tráfico de influencias, cohecho, favoritismo, lavado de dinero, mordidas, prevaricato, evasión tributaria, conflicto de interés”. “Es la violación de una obligación con el objeto de obtener un beneficio personal, en forma de dinero o regalos”.
Al reflexionar sobre la corrupción me interesa develar lo oculto en ella, la interioridad penosa y lamentable de la falta de ética y la pérdida de valores.
Todos los seres humanos tenemos potencialidades de corrupción: somos factibles de corromper o de que nos corrompan, aunque esto no necesariamente tiene que hacerse realidad. Dijo Saúl Peña, reconocido psicoanalista.
Según el psicoanalista, en la sociedad corrupta se impone lo material a lo espiritual, se sobredimensiona lo económico, “en una filosofía nociva de considerar el dinero y la política de los fines justifican los medios como los valores primordiales de la vida. Los corruptos es parte de la mediocridad viven en una pobreza ética, afectiva y emocional, apropiándose de todo lo posible, incluyendo personas”. En tal sentido es importante diferenciar el aspecto psicológico de lo social, según Peña va a depender de la crianza y los valores inculcados en el hogar que va a tender de lo negativo a lo positivo.
En el ámbito social, de los modelos organizativos de las instituciones políticas, económicas, culturales y educativas de la sociedad.
Vamos a seguir sus pasos de estos personajes tarde o temprano tropiezan porque la mentira, falsedad, mediocridad sólo sirven a nuestra contra en algún momento. Hasta a próxima.