El duelo entre los dos equipos más ricos del mundo demostró que el Madrid vale más. Una pretemporada yerma de resultados dio paso a la eficacia habitual del equipo blanco, puntual a la hora de ganar cuando realmente cuenta, no en los amistosos. No pierde una final a partido único desde 2013 y en el panorama internacional su última derrota fue en 2000. Mourinho había empezado el partido en la jornada previa, en la sala de prensa, tirando las redes a Bale.
El magnífico estratega portugués, el rey de la desestabilización, topó a la hora del partido con la realidad.
El Madrid fue superior durante 60 minutos, jugando a ratos muy bien a lomos de su excelso centro del campo.
Mientras le duraron las fuerzas, se elevó por encima del musculoso United, que sólo peleó el título a última hora, con el juego directo y el poderío de sus torres, cuando el Madrid, fatigado, ya se dedicaba a otra cosa, a saber sufrir para abrazar otro título. El campeón que no cesa, ganando esta vez por 2-1.