Desde por lo menos 30 años atrás, gente de la Región San Martin, de uno a otro con fin, especialmente; Tarapoto y Moyobamba entre otras poblaciones marcadamente favorecidas por el turismo internacional, en razón de sus incontables atractivos turísticos, paisajísticos y hasta históricos como el Gran Pajaten y Kuelap, vienen cometiendo verdaderos agravios contra la dignidad de los apellidos de sus hijos. Apellidos legendarios heredados desde hace siglos, de una a otra generación y provenientes de los auténticos y legítimos fundadores de pueblos amazónicos que son nuestro orgullo y respetamos por haber domeñado la formidable selva amazónica y haberla hecho posesión y propiedad indiscutible del Perú hasta hoy, desde siglos atrás sin recibir la ayuda del Estado, como ocurrió con otros países vecinos como de Brasil, cuyos colonizadores, patrocinados por su gobierno, avanzaron sobre territorios amazónicos del Perú, uniéndose a familias peruanas y formando pueblos con nombres en portugués, para anexarlos finalmente al Brasil, así perdimos millones de hectáreas.
Pero, volviendo al tema que motiva este comentario; la agraviante costumbre de anteponer un nombre y un apellido de procedencia extranjera, señaladamente en idioma inglés, está degenerando ostensiblemente la práctica de aplicar nombres a los nuevos pobladores que nacen, repito, en la Región San Martin. Permítannos citar algunos ejemplos; Washington Delaney Sinarahua, constituyen la identificación de un niño que nació en Pinto Recodo, sus padres son originarios del lugar y los 2 primeros nombres son de origen sajón sin ninguna duda. Un ciudadano tarapotino, de familias del lugar, luce igualmente dos denominaciones de origen inglés; Jhon Deivitt y sus apellidos propios, originales han sido desplazados vergonzosamente a un segundo lugar. George Sander´s Tapullima Fasabi; un nombre y un apellido de origen sajon, son utilizados como nombres de pila y antepuestos a legítimos apellidos sanmartinenses que deberían ostentarse con orgullo.
Al renombrado sabio judío – alemán, autor de la teoría de la relatividad, Albert Einstein, le han cercenado su nombre; Albert y su apellido; Einstein, para utilizarlos como los dos primeros nombres de un joven poblador tarapotino con el consiguiente e inexplicable desplazamiento vergonzante de sus apellidos nativos. Y no se trata de unos cuantos hijos de esta tierra, están en tan injuriosa situación. Nos enteramos últimamente de un tarapotino que candidateó a un cargo público y lleva sobre si, un nombre y un apellido de origen inglés, por supuesto que no ganó.
Preguntamos: ¿Cuál es el inconveniente de usar nombres en español? ¿Sienten acaso vergüenza de haber heredado apellidos originarios de la región? ¿Piensan que sus hijos con nombres y apellidos extranjeros serán mirados y tratados como gringos? ¿Les apestan los apellidos nativos? ¿Acaso aplicarles nombres y apellidos extranjeros les cambiará su fisonomía, ¿sus ojos serán de otro color? ¿Serán verdes o azules? ¿Sus cabellos rubios? A esto yo lo llamo huachafería de muy mal gusto.
Vayan con un Notario que los ayudará en el trámite y pónganse un nombre que vaya con los dignísimos apellidos que sus antepasados les legaron.
Y por si lo ignoran, hay un dicho muy conocido y válido; “el hábito no hace al monje” o también al que dice; “aunque la mona se vista de seda, mona queda”. No sigas haciendo el ridículo, si naciste cholito, lo serás hasta el día de tu muerte, estudia, supérate y así te ganaras respeto y consideración.
Señores de la RENIEC, tienen la palabra.