¿Espera el gobierno central y la gobernación regional que lidera el Dr. Pedro Bogarín, para que la deuda social de los maestros se vaya disminuyendo por cada docente que va muriendo?
Últimamente se le ha puesto una inmensa traba al pago de la deuda social de los maestros por preparación de clases.
Tan astuto es el Estado para con los trabajadores de la educación en el país, y tan injustos al mismo tiempo para buscar mil pretextos y rehuir su compromiso con miles de maestros en todo el país.
Injusto y hasta discriminador porque el ejecutivo emprendió con algunas normativas que indica que recién ese maestro tiene que estar con una enfermedad terminal, es decir, a punto de morir para que reciba 35 mil soles, ni siquiera la cantidad que le corresponde de acuerdo al monto que sale en la resolución. Porque de algunos docentes sus resoluciones va desde los 30 mil llegando hasta los 60 mil, o en algunos casos sobre pasan esta suma.
El Estado con su injusticia y discriminación, sostiene su equivocada normativa, que ese maestro tiene que estar muriéndose o estar con una enfermedad no muy grave, o en todo caso haber cumplido ya los 65 años, para que recién reciba una cierta cantidad bastante pobre.
¿A dónde se le botó los derechos de los maestros? ¿Por qué el Estado busca mil pretextos para rehuir el compromiso económico que tiene con este sector? ¿qué le cuesta al Estado establecer un cronograma permanente de pagos a favor de los maestros, de todos aquellos sin excepción, basta que tengan su resolución y sentencia ganada, y no caer en la injusticia y discriminación como viene cayendo el gobierno en estos momentos, priorizando a unos cuantos, cuyo gran requisito es estar enfermo mortal, gravemente enfermo, levemente enfermo o estar ya por la base de los 65 años para que recién pueda ganarse un derecho económico que el gobierno de Fujimori le robó a los maestros, y desde entonces los gobiernos sucesivos hasta el actual vienen siendo cómplices de este latrocinio a la gran masa magisterial.
El gobierno de Vizcarra pasando el extremo del colmo, no solo deja de pagar por igual a todos que tienen la sentencia ganada, sino que de una manera discriminada se aferra a una priorización injusta, como que no le importa la vida activa del maestro, publica dispositivos: o bien estás ya por morir o bien estás ya por envejecer.
Los dos frentes sindicales del gremio de los maestros, no dicen absolutamente nada sobre este tema, es más, pareciera cierta complicidad por el tremendo silencio de los dos frentes, ni un mínimo comunicado de protesta, ni una simple convocatoria para dar cuenta de estos atropellos. ¿O están ya seriamente congelados ambos gremios sindicales? Es precisamente en estos casos que el maestro requiere de sus líderes para llegar a cada uno con la orientación respectiva y las posibles acciones que deben ir tejiéndose en caso de las permanentes omisiones de parte del gobierno central y regional.
Al gobierno le conviene que esta deuda social no sea pagada. Pues a razón de esto los presupuestos se inflan para otros sectores y los sueldos se engordan para gente improductiva como los del Congreso.
Estos señores del Congreso no trabajan en absoluto para leyes productivas a favor del país, peor para aprobar leyes a favor de los maestros como los ceses a partir de los 55 años ganando un tope de 4 mil 500 soles. Los grupos sindicales tampoco presionan para que esto se haga realidad. El SUTEP como los SUTES REGIONALES, pareciera que ya cayeron en la inoperancia y en la derrota de parte de un sistema improductivo en lo que a derechos se refiere.
Son exigentes sí, en los que les conviene y en la manera de que ellos, (los del MINEDU), salgan bien como entes administradores de la educación, pero la realidad profesional y económica de cada maestro, es totalmente diferente, y hasta atentatorio contra las demandas justas de los maestros, como esto de la deuda social que le llevaron a un nivel de prioridad discriminatoria.
Cuando lo justo y lo equitativo debe ser que la prioridad lo tienen todos los maestros con su sentencia ganada, sin estar esperando que esté gravemente enfermo o levemente enfermo o sin esperar el tonto requisito de los 65 años.