La situación de Tumino I y Tumino II evidencia la vulnerabilidad de amplias zonas de la ciudad.
Pese a la falta de financiamiento del gobierno central, la Municipalidad Provincial de Moyobamba continúa ejecutando trabajos de emergencia en el barranco Tumino II, una zona crítica por el riesgo de erosión que amenaza viviendas y servicios básicos.
En diálogo con Radio Interactiva, el alcalde Ronald Gárate aclaró que el proyecto para la estabilización del barranco aún no ha sido aprobado por el Fondo para Intervenciones ante la Ocurrencia de Desastres Naturales (FONDES), aunque las gestiones siguen en curso.
“El martes estuvimos en Lima, en reuniones con el FONDES, el Ministerio de Economía, el Ministerio del Ambiente y la Secretaría Técnica de INDECI. Estamos solicitando que se modifique la directiva del FONDES, que actualmente solo financia proyectos de salud, educación y saneamiento. No contempla estabilización de barrancos, y eso deja a muchas municipalidades sin apoyo para atender estas emergencias”, explicó.
Frente a la urgencia del problema, la municipalidad ha decidido intervenir con recursos propios y el apoyo del Gobierno Regional, las municipalidades de Jepelacio y Calzada, así como del Instituto Vial Provincial y otras instituciones.
“No podemos esperar. La base del barranco está compuesta por arena, lo que hace la situación más peligrosa. Nos preocupa la inestabilidad del terreno y las vibraciones de la maquinaria, pero hay que intervenir para evitar que la erosión avance y afecte a más viviendas”, indicó.
Gárate también señaló que aún persiste el riesgo en la zona donde se encuentra un colector de aguas pluviales, que concentra el flujo de varias cuadras.
Advertencias ignoradas
Pese a que desde hace años estudios especializados advierten sobre el alto riesgo de construir cerca de los barrancos, y del peligro de rellenar los mismos porque estas son como quebradas que actúan como cauces naturales, las recomendaciones no han sido acatadas de forma sistemática.
Moyobamba se asienta sobre una meseta de arena, un tipo de suelo inestable que requiere de políticas urbanas estrictas para evitar tragedias en temporada de lluvias o movimientos sísmicos.
“Vamos a seguir insistiendo para lograr el financiamiento, ya sea del gobierno nacional o regional. Lo importante es que el proyecto se ejecute. No podemos esperar más”, afirmó Gárate Chumbe.