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domingo, diciembre 1, 2024
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AVELINO GUILLÉN, JUSTICIA CLAVE EN EL EQUIPO TÉCNICO DE CASTILLO

Avelino Guillén, ex fiscal superior que siguió el proceso de sentencia contra el dictador y corrupto, Alberto Fujimori, le puso en su sitio al inconsecuente, Fernando Rospigliosi. Personaje éste que, en el reinado de la dictadura de Fujimori, era un pertinaz y agudo crítico contra ese régimen mafioso del fuji-montesinismo.

Hoy hace el triste papel de zalamero y defensor de la hija del corrupto sentenciado, con el tonto supuesto de “salvar” a la democracia; el mismo espectáculo mediocre lo hace un par de jugadores de la selección que nunca llegaremos a ganar una copa mundial con jugadores como estos que tenemos, que no conocen ni la mínima parte de nuestra historia bombardeada por varios gobiernos de la derecha y la dictadura de Fujimori, como tal, estos señores, pituquitos de la selección con peinados a color, no tienen ninguna capacidad moral para hablar en defensa de la democracia.

El mismo papel de zalamero y defensor de Keiko y de toda una organización mafiosa de la derecha y de alguna prensa podrida de Lima, es el gran hombre de honor de las letras peruanas que fue en su momento, hoy con ese desparpajo de sumisión a la corrupción, totalmente queda desprestigiado la literatura peruana y Latinoaméricana, con el nombre de Mario Vargas Llosa, que le tuve hasta no hace poco tiempo como ícono del trabajo literario.

Si viviera Gabriel García Márquez, un novelista de verdad consecuente en sus ideales de hombre de sociedad, de pueblo, identificado con los marginados de Colombia y Latinoamérica, identificado con el sufrimiento y dolor de su pueblo. De seguro, al estar vivo, este novelista cafetalero, no le sorprendiera esta traición de Vargas Llosa, que un tiempo luchó por la justicia; quedó registrada, además, la bofetada de cobarde y traidor que le impuso al nobel, Gabriel García Márquez. El gabo, jamás le devolvió la reacción de inconsecuente y mal amigo.

Mario Vargas Llosa, de niño fue casi mimadito de parte la madre, hasta que su padre quiso darle verdadera estatura de hombre, enviándole a estudiar en el colegio militar Leoncio Prado.

Tiempo de estadía al estar en Leoncio Prado, que le permitió su primera novela: “La ciudad y los perros”. Con este cambio de principios ya de viejo, esta novela se convierte en su principal juez de llamarle traidor a los idearios de aquella sociedad, donde reinaba el abuso contra la dignidad y la vida, escenarios, si bien es cierto lo recreó como obra literaria, pero al mismo tiempo los escenarios vividos ahí, los denunció literariamente.

Hoy nada de esto queda, con su férrea zalamería a la heredera de la corrupción. Jamás dijo, en el 2011 que podría apoyarla a Keiko, cuando ésta postuló en su primer intento.

A todos sus ahijados políticos que apoya, siempre resultan ser una catástrofe en el manejo político, como fue un desastre el gobierno de Ollanta, que se entregó a los grandes monopolios; de Keiko, su caso ya es un desastre, porque sus derrotas lo vienen arrastrando desde el 2011, 2016 y este 2021, debe sumarse a su tercera y merecida derrota. El político ladrón y corrupto, debe entender que no puede escudarse toda una vida con los votos del pueblo.

EL FUJIMORISMO NO VENCIÓ AL TERRORISMO

Avelino Guillén, muy sereno y pausado, le hizo recordar a Rospigliosi, que el fujimorismo no derrotó al terrorismo, como ellos burdamente lo mienten, tanto así que ni siquiera el régimen de Fujimori movió un solo recurso de implementación estratégica a favor del servicio de inteligencia GEIN, que sí este grupo de oficiales emprendieron 10 años de seguimiento de inteligencia contra el terrorismo, hasta la captura del genocida el 12 de setiembre de 1992, apoyado lógicamente por la CIA.

Gritó y gritó Rospigliosi en el debate, a tal extremo de dirigirle una mirada desafiante y burlona al ex fiscal Avelino Guillén, diciendo, “a mí me vas a dar lecciones de inteligencia”. A lo que el ex fiscal Guillén, el gran artífice de la condena al corrupto Fujimori, le respondió, que “hay que tener capacidad moral y ser coherentes”.

Además, Guillén, le hizo recordar a Rospigliosi, que el terrorismo que venció el GEIN, no eran solo las huestes del genocida Abimael, sino, que también fueron terroristas el grupo Colina, que el fujimorismo los premió. Avelino Guillén, se expresó de esta forma, tan tranquilo y convencido de lo que iba diciendo, todo lo contrario de su contrincante Rospigliosi, que entraba en desesperación y griterío.

En fin, Mario Vargas Llosa, puesto en comparación con el gabo, Gabriel García Márquez, no le llega ni a los talones, porque, novelista como gabo, que, abrazando una causa de vocación literaria, jamás dio las espaldas a los insumos de su producción literaria, de sus emblemáticas obras literarias que respiran pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

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