Para sembrar cacao, como en este caso, hay que tomar decisiones, entre vivir de lo que la naturaleza provee o en las ciudades, en donde la economía gobierna. Para hacer realidad los sueños, en donde estés, debes atreverte a ver más allá de lo que los demás observan. Este es el caso de Américo Hernández y su esposa Leonila Díaz.
Leonila nos narró que en el pasado ellos vivían como comerciantes en el mercado de abastos de Naranjos, pero las cosas no iban como esperaban. “Mi esposo me dijo, tenemos que hacer algo para cambiar las cosas, porque no podemos seguir así”, refiere. Ese fue el punto de partida para que vuelvan al bosque.
El atrevimiento de Américo no se terminó con pasar de la ciudad al campo, sino que además optó por sembrar cacao sobre los mil metros de altura, en la cuenca del río Naranjos, a pesar de lo que decían todos los especialistas.
“A mí me decían el loco del Alto Mayo, porque nadie se atrevía a sembrar cacao sobre los mil metros de altura, pero he roto esas ideas y ahora vivimos del cacao, lo que es un boom en esta parte de San Martín”, indica Américo.
Eso no es nada, es aquí donde la historia se pone interesante. Américo fue aun más lejos. Mientras la mayoría de agricultores apenas siembran el cacao y utilizan las semillas, Américo utiliza cada parte de la mazorca del cacao. Entre ellas el mucílago, que se trata del jugo de cacao, con un sabor delicioso, que en el presente está siendo usado en las mesas de importantes restaurantes en la ciudad de Lima.
“Antes nosotros botábamos el mucílago del cacao, ahora sirve para deleitar los paladares en los mejores restaurantes, eso nos hace sentir muy orgullosos”, agregó Hernández
Américo Hernández, con su atrevimiento, se ha convertido en un ejemplo para los agricultores de cacao del mundo, al mantener una conducta amigable con el medio ambiente, además de frenar la contaminación, los problemas que acompañan a los cultivos de cacao. Es más, lo que antes contaminaba, hoy deleita.
A eso se suma que las cáscaras del cacao, son la materia prima para la fabricación del abono que utiliza Américo Hernández. De esta manera se disminuye el impacto sobre las aguas del cultivo del cacao y se logra el compromiso de los agricultores de no seguir avanzando al interior del bosque.
Este modelo, viene siendo implementado por la ONG Amazónicos por la Amazonía en coordinación con Conservación Internacional, obteniendo importantes resultados al darles la posibilidad de que, con buenas prácticas, los agricultores de San Martín puedan ganar más y con ello, no se vean en la necesidad de ingresar más al bosque.
Al respecto, Karina Pinasco, directora ejecutiva de Amazónicos por la Amazonía refiere que descubrir las posibilidades en el mucílago ha sido muy importante. “Esto nos permite utilizar un desperdicio, que antes contaminaba, a través de la comida, pueda ser utilizado en los mejores restaurantes del Perú y próximamente seguro del mundo”, indicó