Alguna vez se tendrá que escribir la historia cómica del Perú, gracias a todos los hechos de corrupción descomunal que ha ocurrido en el país desde la década de los noventa; de aquel período por el que se para masturbando Roberto Abusada Salah, ese economista que se jacta de haber sido jefe del gabinete de asesores cuando Jorge Camet era ministro de Economía de Alberto Fujimori. Y aquí dejo una parte de esta historia.
Pero para escribir la historia cómica del Perú se tiene que poseer el genio de Gilbert Chesterton, escribiendo “El hombre que fue Jueves”; o Miguel de Cervantes Saavedra escribiendo “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”; o Groucho Marx, escribiendo “Memorias de un amante sarnoso”; o Gabriel García Márquez, escribiendo “Memorias de mis putas tristes”…. Y paro para no marearles, estimados lectores.
Todas estas historias de latrocinios vienen adornados previamente con los lemas de las campañas políticas. Recordémoslos: “El futuro diferente”, con Alan García; “Honradez, tecnología y trabajo”, con Alberto Fujimori; “Toledo más trabajo“, con Alejandro Toledo”; “El cambio responsable”, con Alan García nuevamente”, “La gran trasformación”, con Ollanta Humala”, y no recuerdo la de P. P. Kuczynski. Son eslogans de gran creatividad para una población que realmente necesita cambios urgentes y en un país donde los grupos de poder ponen la agenda y ante quienes sucumben los que llegan a gobernar pues terminan manejando el país dentro del marco de la puerta giratoria, a vista y paciencia de todos.
Estoy convencido que la mayoría de los peruanos se han acostumbrado a lo que hacen los malos políticos. Pero estos sujetos existen porque terminan siendo los dueños de los partidos y así ocurre en todas las agrupaciones, sean de derecha, de izquierda o de centro, y donde tienen sus lacayos que les funcionan como satrapías locales. Por ejemplo, en la región San Martín, el congresista del grupo político que gana las elecciones presidenciales se convierte en el individuo más poderoso y las dirigencias políticas pasan a ser sus secretarías, donde las llamadas elecciones internas no pasan de ser cuentos chinos.
Sobre las expresiones de “cómo es la mía”, atribuida a Alan García Pérez, y “Barata, paga carajo”, no son leyendas urbanas y parte de la historia del humor político. Aparecieron como revelaciones de quienes fueron parte de esos procesos de latrocinios y están totalmente documentados. En el primer caso, las revelaciones proceden de Alfredo Zanati, y en el segundo, de Jorge Barata. Después de sopesar estas expresiones solo nos resta concluir en que la mayoría de nuestros políticos son los mais grandes pendeives do mundo. Y debemos agradecerle a Barata por la confesión, que estará sacándole chispas a Mulder. Por eso, señor Barata: ¡Muito brigado!
Finalmente, es hora del cambio de la obsecuencia y servilismo de los militantes, que defienden a ultranza a sus delincuentes por la honestidad. Y exigirle a Alejandro Toledo: Oye, compadre. ¡Ponte a derecho, so carajo! [Comunicando Bosque y Cultura –Comunicando].