34.8 C
Tarapoto
lunes, abril 21, 2025
spot_img

CONFESIONES SINCERAS DE UN ILUSTRE Y PRÓXIMO VISITANTE

Desde un lugar hermético y cerrado, donde nadie más que su madre que siente en algunos momentos rebrotes de náuseas y apetitos de ácidos varios, ese niño o niña empieza a tener inquietudes inicialmente con movimientos permanentes como lo muestra científicamente el examen de ecografía, cuyo resultado del ginecólogo arroja 11 semanas y tres días al viernes 20 de mayo.  

Ese pedacito de vida en formación me comunica que pronto llegará a este mundo, me dice: “estoy preparándome en el vientre de mi madre, sé que la vida donde están ustedes es muy dura, dura al extremo donde ustedes viven en una sociedad casi al abandono de sus autoridades; casi al abandono de los que más tienen materialmente”.  

“Conozco la vida de ustedes -continúa su confesión aquel niño desde el fondo del vientre-; conozco que allá en la tierra nada dura para siempre: el dolor y el sufrimiento no es para siempre; la alegría de la manera como lo celebran ustedes, tampoco es para siempre, por ello cuando llegue a vuestra tierra, sabré adaptarme a vuestra realidad, a vuestra manera de ser, de sentir, de vivir.  

“Mamá- sus expresiones son cada vez más intensas-, pronto llegaré a estar con ustedes, faltan ya menos de 8 meses, sopórtame un poco más, dame mis alimentos solo lo debido, no comas mucho ácido, no tomes mucha gaseosa, tú que nunca tomabas estas bebidas, ahora te exige la heladita negra coca cola, más bien frutas diversas debes ir consumiendo, al fin de cuentas yo recibiré todo, para mi bien o para mi mal, no te doy miedo mi querida mamá, cada vez más estoy fortaleciéndome con la recomendación de tu ginecólogo que te recetó progesterona 200 mg y con tus ácidos fólicos diarios.  

A ti mi querido papá -por fin se acordó de mi este muchachito o muchachita-. Empecé a sentir escalofríos cuando empezó a dirigirse a mí persona. Me dirá algunas verdades, duela lo que duela, sabré entenderlo -pensaba-. Me preparaba a escucharlo atentamente lo que tenía que decirme mi querido hijito.  

“Tú tienes esta debilidad” -me decía-. ¡Ay! Me dijo en mi cara lo que muy justicieramente me empieza a delatar, mi mamá me confesó lo que te dijo en una oportunidad: Gracias Ricardo por todo, a pesar de todo, fui feliz a tu lado, aunque fueron pocos los momentos.  

“Pero, llegó el momento que cada uno tome su propio camino, cada uno es arquitecto de su propio destino, yo quiero construirle a nuestro hijo o hija un mundo diferente, donde no haya egoísmo, mentiras, egos demasiado alto, falta de comunicación.  

 “Y, no te preocupes, yo criaré sola a mi hijo, téngalo por seguro que no seremos obstáculo en tu vida. Si me alejo de ti no es porque soy así, como me dices tú, sino porque quiero mi bienestar: si yo estoy mi hijo también.  

“Esto, creo que será lo último que te escribo, ya me cansé de todo, que solo pienses en tíiiiiiiiiiíiiiiiiiiii y en tu perro, tu perro tiene más valor que un ser humano, yo puedo aceptar que hay personas que quieren a los animales, pero que les pongan por encima de una persona, eso ya no es normal, pero cada quien con su tema.  

“A dios Ricardo, me voy, porque nunca quisiste formar una vida conmigo, ahora que espero un hijo, siento que no lo quieres, talvez porque te va a obstaculizar en tus propósitos, pero no te preocupes, no volverás a saber de nosotros, cuídate. Hasta pronto”.  

Antes que nazca, mi gran retoño desde el vientre de su madre, ya está haciendo justicia, ya me contó inicialmente que la vida en este mundo tiene muchos contrarios, pero también tiene la magia de saber comprenderse y saber reconciliarse. Sobre todo, concluye con algo equitativo.  

“También tienes esta gran fortaleza -pensaba que iba a decirme que me encanta la lectura y que me encanta escribir. Nada que ver.  

“Tu gran fortaleza es -finaliza-, nunca le causas a mi madre ningún daño psicológico, ni físico. Esto es tu gran fortaleza querido papá”.  

Los hijos no nacen por una simple casualidad. Antes que nazcan, ya intervienen, protestan, exigen seguridad y paz a la mamá y al papá. La primera escuela estatal y particular es el hogar; todos estamos llamados a ser los mejores pedagogos desde esas escuelas que no tienen apafas, ni pagan matriculas, solo consagración al compromiso con la familia.  

Artículos relacionados

Mantente conectado

34,612FansMe gusta
436SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

ÚLTIMOS ARTÍCULOS