Cinco atribuciones tienen los maestros:
Maestro en el aula
Maestro en la vida
Maestro en la sociedad
Maestro en el hogar
Maestro en la enseñanza.
Los protagonistas del aula que son tu alumnos y alumnas, evalúan diariamente tu carácter; los protagonistas del aula saben de tu vida desde los primeros pasos que das en el aula; saben de tu estado emotivo y conocen el temperamento de tus logros, pero tú maestro silenciosamente muchas veces tus fracasos lo llevas adentro.
¿Qué es el fracaso te preguntas?
No, el fracaso es la dialéctica de tu descontento: es mirar dentro de ti que lo tienes todo, pero al mismo tiempo no tienes nada; el fracaso son los peldaños infinitos que todos los días ascendemos uno, dos o tres escaños, miras hacia arriba y cuentas que cada paso hacia arriba, un peldaño más se aleja de tu vida.
¿Entonces, tener grandes éxitos, es ser primero un fracasado? Mentira, fracasado jamás, que es diferente pasar por varios fracasos; pues el fracasado se cae y nunca más se levanta, mientras pasar por varios fracasos, solamente un maestro de aula lo vive y saborea el gusto amargo de una realidad y se pregunta: ¿aún tengo muchos peldaños que subir?
Mientras vivamos en esta tierra, maestro, los peldaños del fracaso nunca se acabarán; pero cada huella de cada peldaño es una victoria por cada año; es decir, tú, maestro, nunca eres un fracasado, pero sí pasas por varios fracasos.
MAESTRO EN LA VIDA
Ser maestro, no solo responde a tus atribuciones en el aula; también te corresponde seguir las huellas de tu sembrado, porque lo que sembraste siempre crecerá, algunos pequeños, algunos altos, algunos super altos; pero siempre echarán raíces evolutivas para el bien para desenvolverse en competitividad en el amplio escenario de las competencias que es la propia vida.
Cuando por la casualidad de la vida, te encuentras con tu cosecha después de muchos años, ya no le ves como la semilla que sembraste en su temprana vida: lo ves como el bosque en desarrollo en mil colores, lo ves con la verdocidad y con varios ramajes, algunos en potencia de muchas flores, algunos a punto de madurar los frutos, otros en potencia de estar saboreando mil y mil frutos.
Tú, maestro, con la admiración por dentro, le sigues mirando contemplativo a tu propia cosecha, ya no le reconoces. ¿Cuánto cambiaste María; cuánto cambiaste Pedro? El rostro que tiene tu cosecha ya no es la misma, pero tú, sigues teniendo el mismo rostro; las miradas y el sentimiento de tu cosecha, ahora son firmes y sólidas; ya no tiene la indecisión, ya no tiene la timidez, ya no tiene las muchas evasivas respuestas cuando le preguntabas en tus horas de clase.
Ahora, tu propia cosecha maestro, tiene muchas interrogantes de la vida, de la sociedad. ¿Por qué no hacer del magisterio una carrera segura y digna? ¿Por qué los que administran el poder económico en las altas instituciones del Estado, no les entregan a los maestros una dignidad económica lo suficientemente justo? ¿Por qué?
La respuesta lo tiene ese niño o niña que le formaste y que ahora es adulto y que yo le conozco como cosecha. La respuesta de esta cosecha es, mientras no se eduque al hombre y a la mujer desde la casa; mientras el Congreso, como institución legislativa para fiscalizar y hacer drásticas leyes contra el crimen y la mafia en los aparatos del estado; mientras el poder ejecutivo que debe velar por el desarrollo de cada ciudadano y no prestarse al soborno de las mafias en las licitaciones de proyectos millonarios; mientras estos órganos no le dignifiquen económicamente al maestro como un profesional de primera calidad; mientras estos órganos no le dignifiquen al estudiante de la educación básica regular y de nivel superior, seguiremos entonces lamentando nuestra realidad social insegura, nuestra realidad educativa muchas veces incompetente.
MAESTRO EN LA SOCIEDAD
Todos los caminantes en las calles, avenidas y plazas; todos los ciudadanos profesionales o no en las diversas instituciones; todos los ciudadanos en las cárceles y hospitales, somos el producto de lo que nos formaron y nos forman en el hogar.
El hogar es nuestra primera escuela; el hogar es nuestro primer colegio; el hogar es nuestra primera universidad. De lo que hacemos y dejamos de hacer en nuestras primeras cuatro paredes humildes o refinadas, de ello depende lo que somos en el presente; la factura abultada o no lo que hicimos en el pasado, el presente se encarga de cobrarnos diariamente, semanal, mensual o periódicamente.
Entonces por más que los lamentos vengan a gritos, esa factura que estamos pagando, ya no podemos borrarlo con el codo lo que lo firmamos con nuestra mano a través de nuestras actitudes torpes, ingenuas e inconscientes.
MAESTRO EN EL HOGAR
Ser maestros en el hogar, es ser fieles maestros en la escuela, en el colegio, en la universidad; ser maestros en el hogar, es trabajar las 24 horas del día. Las horas que tienes en la institución educativa, solamente son horas de descarga para transmitir y reflejar tu enseñanza pedagógica con tu propio criterio dialéctico, con tu propio estilo pletórico de convicciones, con tu propia metodología de horizontalidad y no las impuestas metodologías teóricas, burocráticas y elitistas que vienen desde arriba, muchas veces llenas de capricho por cada gobierno que se lucran en el lodo de sus millonarios intereses, importándoles poco o nada el éxito del estudiantado y docentes.
MESTRO EN LA ENSEÑANZA
Todos somos llamados para responder a los mil problemas leves y complejos que tiene la sociedad; todos desde sus propios puestos; todos desde sus propias trincheras de lucha, porque la vida ciertamente es una lucha de mil competencias; la incompetencia que a veces tenemos en algunas áreas de nuestra vida, nos desafía las situaciones no solo para enfrentarlos, sino sobre todo para pelear las grandes batallas de las competencias y salir siempre victoriosos.
Todos somos llamados para demostrar nuestras competencias en la amplitud de las mil capacidades, pero tú maestro, solamente tú mi querido maestro, mi querida maestra, solamente tú eres escogido o escogida para la enseñanza en todos los contextos, en todas las circunstancias y en todos los momentos de paz o de guerra.
¡CUANDO UN MAESTRO VIVE… LAS FLORES DEL MUNDO SE ABREN COMO PÉTALOS DE OXIGENACIÓN!
¡CUANDO UN MAESTRO MUERE… LAS FLORES DEL MUNDO LÁNGUIDAMENTE SE MARCHITAN Y TRISTEMENTE SE CIERRAN!