Somos la consecuencia de un trabajo medianamente bien labrado, somos el resultado casi completo de luchas y aspiraciones de peruanos comprometidos con su tiempo y su historia. Somos el efecto aún galopante de los sueños e ideales de nuestros héroes que lo dieron todo por nuestra libertad.
Somos el ideal de UNA nación en proceso de construcción, somos naciones coloridas buscando conjugarse en UNA sola, y cuando eso ocurra habremos alcanzado el concepto y la praxis real de aquello -aún incompleto- que hoy llamamos identidad peruana.
Somos un país complejo desde nuestro nacimiento, con grandes logros entusiastas aunque la ingrata sensación de haber cosechado mayores desaciertos nos invade con frecuencia, pues no es fácil sacudirse del derrotismo impregnado en una cultura. Es trabajoso pero no imposible. En 5 años cumpliremos 200 años; sin embargo, NOS tenemos aún grandes deudas. Deudas que no sólo provienen de nuestros gobernantes o autoridades políticas, sino que provienen de cada uno de nosotros como deudores morales de la patria, y la patria somos todos.
Hoy que nos encontramos ad portas de iniciar un nuevo ciclo político gubernamental a manos del vencedor pero con apariencia de estar en manos de los vencidos, se nos presenta el gran reto como país de dar el primer gran salto serio a la consecución del desarrollo o quedarnos rezagados a repetir viejas historias, no se trata de PPK ni de Keiko, se trata de nosotros, pues es necesario que interioricemos nuestro rol ciudadano fiscalizador y exijamos por nosotros mismos o a través de nuestros parlamentarios electos el cumplimiento de las múltiples deudas políticas, que no son otra cosa más que deudas morales, entendidas estas como mandatos populares de lo que se DEBE HACER por el Perú con profundo amor.
Sí. Nuestra patria requiere de amor para consolidarse como aquella aspiración y anhelo de los primeros peruanos, pues amor por el Perú necesitan nuestros políticos para gobernar con sensibilidad social y prudencia, pues amor por la Patria necesitan nuestros policías para conducirse siempre con decencia y respeto, pues amor por el país necesitan nuestros docentes para dar lo mejor de sí doblegando sus esfuerzos a pesar de lo mal pagado que están, pues amor por la patria necesitamos los abogados para entregarnos a las causas justas, pues amor por el país necesitan nuestros periodistas para no apartarse de lo objetivo, pues amor por el Perú necesitamos todos los peruanos para construir en cada acto y en cada palabra una mejor sociedad; el mismo amor del cual Jesús predicó hasta el cansancio, ese mismo amor del cual alguna vez el Che Guevara dijo: “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor.”
Es verdad. No somos un producto concluido como nación, somos aún las piezas de un rompe cabezas armándose que necesita el compromiso de todos. No es sencillo pero estamos avanzando, yo lo creo.