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sábado, diciembre 7, 2024
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Un día por siempre, para el “Niño por Nacer”

En el Perú respetamos la vida desde su concepción (todavía). Nuestra Carta Magna declara que “El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”, y desde el 2002 el Congreso ha establecido al 25 de marzo de cada año como “El día del niño por nacer” (Notar que no es el “día del embrión” o “día del feto”) y en ese marco, el Ministerio de Salud presenta en su página web las siguientes declaraciones:

El Niño por Nacer es todo ser humano desde el momento de la concepción, es decir, desde la penetración del óvulo por el espermatozoide, hasta el momento de su nacimiento.
El Niño por Nacer goza de todos los derechos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y tiene derecho a una protección especial, más que cualquier otra persona, por parte de la familia, el Estado y la sociedad.
El Niño por Nacer tiene derecho a la vida, a estar sano, a encontrar una familia, a educarse y a desarrollarse en un ambiente favorable.
Aunque no haya nacido, es un ser vivo que tiene sus derechos, y aunque no los pueda reclamar o manifestar, los ejerce plenamente, también a través de sus padres o apoderados.
En todas las decisiones y medidas que tomen o en que intervengan instituciones públicas o privadas, así como órganos legislativos, judiciales o administrativos, es de consideración primordial el Interés Superior del niño por nacer.
El Niño por Nacer se afecta en su salud si su madre fuma, toma alcohol, por lo que es primordial que ambos se cuiden y se cumpla con su control prenatal. Hoy sabemos que mediante la estimulación prenatal, se potencializan sus habilidades aún antes de nacer.

¿Acaso llegará el día que el Ministerio de Salud “actualizará” su página cambiando lo que aquí expresa? ¿Será que de aquí a un tiempo el concebido ya no tendrá los mismos derechos? ¿Cambiarán las leyes que hoy defendemos y defenderlos resultará contra la ley? Si eso sucede, ¿qué será del “Día del Niño por Nacer”? ¿Ya no habrá un día para él? Porque hoy, estas declaraciones, tal como se presentan, contrastan con la creciente opinión mundial a favor del aborto mal fundamentado en los “derechos de la mujer sobre su cuerpo”. Porque en oposición, las declaraciones presentadas se enfocan en los derechos del “otro cuerpo” (un “cuerpecito”), y defienden el derecho a la vida de un nuevo individuo. Derechos basados en el respeto a la vida y al ser humano que a muchos nos parecen evidentes, obvios, aunque no lo sea para ciertas organizaciones y propuestas legislativas.

Ojalá que en nuestro país no se modifique la Constitución y así la vida del concebido sea protegida por siempre. Pero aún más, este interés por el bienestar del “niño por nacer” debería darse mucho antes de su concepción, por que solo así podrá contar con más posibilidades de nacer sano, y “encontrar una familia, educarse y desarrollarse en un ambiente favorable”. Por ello debería promoverse una seria y adecuada educación en planificación familiar, incentivando a los jóvenes a iniciar su vida sexual sólo cuando estén listos para asumir un eventual rol de padres. Necesitamos enseñar a nuestros jóvenes cómo formar familias saludables y enseñarles a revalorar las uniones estables, mostrándoles las ventajas de concebir dentro de un matrimonio, en amor y respeto, habiendo logrado ciertas metas en la vida, contando con alguna estabilidad económica. Habrán excepciones indeseables, imprevistas, pero que sean tales: Excepciones y no como sucede hoy, que por “desconocimiento” e irresponsabilidad son miles las jóvenes que engendran y conciben sin estar listas, y luego pretenden “solucionar” con el aborto lo que bien pudieron evitar con una mejor decisión. Esto es un delito por negligencia. Una falta de respeto a la vida, y sobre todo al Creador, Señor y Juez, quien nos da a todos el aliento de vida*.

Nos falta mucho por avanzar. Ojalá no retrocedamos más.

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