Por: David Auris Villegas
[email protected] https://orcid.org/0000-0002-8478-6738
Hace unos días, leí la famosa carta ecológica del Gran Jefe Seattle. Luego, soñé con un ritual sagrado en las praderas de Estados Unidos: entre cantos, tambores y hojas de tabaco, vi a la gente prosternada, pidiendo perdón y renovando su amor por la Madre Tierra. De pronto, uno de ellos me despertó con un grito, pidiéndome proteger la naturaleza como un deber sagrado. Ese llamado me inspiró a escribir este artículo.
Con miras de salvar el planeta, los científicos alertan sobre el avance del calentamiento global, señalando a China, Estados Unidos, India y Rusia como los principales destructores. Pero, son los países en vías de desarrollo quienes sufren las peores consecuencias, haciéndolos más pobres. Por ello, es urgente que estas potencias utilicen su tecnología para reducir la contaminación y financien la reparación ambiental global antes de que sea demasiado tarde.
Para abordar este problema desde el enfoque sostenible, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, impulsado por la ONU, que revitaliza la lucha contra la contaminación ambiental con el propósito reducir la fiebre del planeta. En esta batalla es urgente que las universidades y las industrias unan esfuerzos en la investigación científica, como hace la Universidad de Stanford y Google en pro de las energías limpias.
Sin embargo, hace falta más cooperación global con la finalidad de frenar a la escasez de alimentos y la extinción de la flora y fauna, provocadas por la contaminación humana. Hace más de un siglo, el jefe Seattle nos dijo que la Tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a ella, pero vemos que la humanidad atrapada en la arrogancia tecnológica y el superconsumismo parece no importarle este principio universal.
Y este llamado, lo reafirmó el exvicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, en su libro Una verdad incómoda que desnuda la atroz contaminación ambiental y hace un llamado urgente a reducir las emisiones de gases tóxicos y resalta la necesidad de promover la educación ambiental como herramienta clave para generar conciencia y acción.
En suma, trabajar por el clima desde la educación es una inversión segura. Todos tenemos el deber de proteger y cuidar el medioambiente. Acciones como plantar árboles y el uso obligatorio de energías limpias por las industrias son claves para frenar la contaminación.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPCE.