Por Buenaventura Ríos Ríos
El 16 de enero pasado, el presidente argentino Javier Milei, se presento en Davos (Suiza) en el Foro Económico Mundial, donde se reúne la crema y nata de la política y la economía mundial. Ahí se despacho con un discurso “libertario” que generó más de un escozor entre el público asistente y los que lo siguieron desde las redes sociales. Ahí fustigó acremente al socialismo (colectivismo) y todas sus variantes, acusándolos de haber conducido a la humanidad por los “caminos de servidumbre” y la pobreza. Pero no se limito a ellos, también fue duro con los propios líderes del liberalismo neoclásico, por haber caído en la trampa de los colectivistas y el reglamentarísmo estatista.
¿Qué dijo Milei? Primero, vinculó al colectivismo con la pobreza, dijo que “el socialismo es siempre y en todo lugar un fenómeno empobrecedor, que fracasó en todos los países que se intentó”. Manifestó que desde el año cero hasta 1800 la economía creció en 0.02% promedio anual, de ahí hasta 1900 creció 0.66%, de 1900 a 1950 a una media de 1.66%, de 1950 al 2000 a 2.1% y por último del 2000 al 2023 a 3.0% anual. Exultante expresó que para 1800 el 95% de la población mundial estaba en la pobreza y que, ahora, es exactamente lo contrario; que la población se multiplico por nueve (9) y la producción por quince (15); todo eso gracias a la revolución industrial y el capitalismo de mercado y sus derechos: a la vida, la libertad y la propiedad privada.
Alabó a los monopolios a los que llamó “estructuras concentradas de la economía” y que, son positivas por sus “rendimientos crecientes”, que producen bienes y servicios de calidad que a la larga generan bienestar general. Tal vez se refirió a hechos como el anuncio reciente de Microsoft de invertir $10 Mil millones de dólares en OpenAI, para el desarrollo de inteligencia artificial en ChatGPT, que traería enormes beneficios a la humanidad. Según él los monopolios no son malos per se.
Pero también choca con la “justicia social” y toca carne, no solo de comunistas, socialistas y los llamados progresistas, sino también del APRA, del cual soy militante. El APRA es el partido de la justicia social por antonomasia en el Perú. Dijo que “la justicia social no solo no es justa sino… es violenta”, no es justa porque en la práctica ha generado pobreza y, es violenta, porque además ha producido hasta 100 millones de asesinatos como las del stalinismo, maoísmo y Pol Pot en Camboya. Pienso que Milei confunde el igualitarismo socialista con la justicia social aprista.
Aquí una réplica a Milei. Para muchos el segundo gobierno aprista (2006 – 2011) es emblemático, porque fue un gobierno exitoso, porque hizo dos cosas que todo gobierno debe hacer: Crear riqueza (duplicar el PBI en cinco años) y distribuir riqueza, pues se redujo la pobreza de 48% a 30%, 5 millones de peruanos dejaron de ser pobres, y, se generó 2.4 millones de empleo. No hay nada más revolucionario y justo que generar empleo para la gente. Para los apristas y los estudiosos del Perú, el segundo gobierno aprista debería ser una suerte de laboratorio para entender que es posible crecer con justicia social en democracia. Lo de Milei, en tanto presidente de Argentina, todavía es un albur.