Como escribía en el artículo precedente, el estado amorfo de la humanidad es una consecuencia de la ley cíclica y cosmobiológica universal (ascensos y decadencias civilizatorias) pero también va siendo una causa que va acarreando “in crecendo” una invasión “hormigueante” de almas más afines a los planos materialistas y de ignorancia espiritual.
También compartí que este estado amorfo se caracteriza por un desconocimiento y, consecuentemente, una total falta de seguimiento de las LEYES de la vida universal; en otras palabras, los humanos carecen de FORMAS o maneras de vivir sintonizando armónicamente con las características propias de su tiempo y ambiente. Por ejemplo, los artistas cayendo en la decadencia del arte, olvidando su esencia y las formas correctas de expresarlo; asimismo los científicos, olvidando la esencia de la ciencia verdadera, las formas de investigar correctamente; los filósofos cayendo en diversos abismos conceptuales y existenciales, los docentes careciendo de las formas didácticas más apropiadas para nuestra Era; los padres de familia, y así sucesivamente.
En otras palabras, el LOGOS, orden universal, es INCONTEMPLADO e INCOMPRENDIDO y necesita pues de ACTUALIZACIONES periódicas para recordar y adaptar la LEY de la VIDA universal a los tiempos. Para ello están los AVATARES o Cristos que son la ENCARNACIÓN del PENSAMIENTO de su época y vienen a dar las ACTUALIZACIONES en la FORMA de vivir.
Esta Misión Sagrada de los Sublimes ENVIADOS (Maestres) necesita verse apoyada por MISIONEROS de diversos grados, y en estos años iniciales de nuestra época tan crucial (la ERA DEL ESPÍRITU SANTO, Edad de Oro o Satya Yuga Precesional) se necesita urgentemente encarnaciones de seres más preparados que puedan asumir esa MISIÓN para hacer salir OPERATIVAMENTE a la humanidad de este estado AMORFO.
Como bien lo expresa la Gran Tradición Iniciática desde su vertiente cristiana oriental:
“Es cierto que todas las almas ligadas a la Tierra deberán estar reencarnadas para el comienzo de la Era del Espíritu Santo [Siglo XX]; pero es muy evidente que sólo la aparición en primerísimo lugar de las más evolucionadas puede ofrecer las máximas posibilidades de éxito (…) Lo que precede permite medir la importancia, para todas las razas y para todas las naciones del mundo, de un control de los nacimientos como el que acabamos de definir.”
“No olvidemos en efecto que la zona baja del mundo suprasensorial comprende en su parte inferior a las almas —en el fondo desgraciadas y dignas de compasión— cargadas con una tara kármica espantosa, llenas de emociones negativas y de rencor, Y QUE UNA INSACIABLE VOLUNTAD DE DOMINIO POR EL HIERRO Y EL FUEGO LAS EMPUJA A ENCARNARSE.”
“Los horrores perpetrados en el curso de la segunda guerra mundial permiten entrever lo que ocurrirá si se deja a esos bajos fondos de los desencarnados aventajar a las almas evolucionadas y afluir sobre nuestro planeta. Y desde este punto de vista, no olvidemos que a falta de tal invasión en masa la infiltración en las jerarquías de la humanidad de una columna de anticristos no cesa de continuar.”
“Vamos ahora a la técnica posible para la selección de las almas que esperan la encarnación. En principio, apuntemos que EN GENERAL LAS MÁS EVOLUCIONADAS TIENEN MENOS PRISA QUE LAS SOMBRÍAS, que en su mayor parte albergan la carga más grande del Espíritu del Mal. Mientras que estas últimas, evidentemente, aprovechan cualquier ocasión para encarnarse, las primeras eligen a sus padres, buscando la atmósfera de amor propicia que en principio les asegure un cuerpo correspondiente a su grado de evolución, y, después, una instrucción y una educación adecuadas (…)
“(…) la concepción tiene lugar sea cual fuere el clima psíquico en el cual se ha realizado el acto carnal, de manera que en la mayor parte de los casos se engendran niños marcados por el azar. Una concepción donde el amor entre los genitores está ausente, y con mucha más razón cuando éstos se encuentran bajo la influencia de emociones negativas o, peor aún, bajo el de las bebidas alcohólicas o estupefacientes, aporta a las almas sombrías, que están al acecho de tales circunstancias, una ocasión para encarnarse que se apresurarán a aprovechar.”
“Para permitir que las almas evolucionadas se encarnen, es necesario, lo destacamos, reunir las condiciones que responden a sus necesidades, y éstas exigen que en los esposos exista un mínimo de: 1) una concordancia sexual que asegure la plena expansión del amor carnal; 2) una atracción psicosomática; 3) un amor psíquico capaz de llevar consigo a la vez, aunque más no fuera que por instantes, a los tres centros inferiores; 4) amor a los niños en general; 5) el apasionado deseo de engendrar hijos hermosos y dotados; 6) finalmente, la voluntad de contribuir con su actitud consciente ante el amor para ofrecer a un alma evolucionada un cuerpo digno de su encarnación. Esta enumeración de las mínimas condiciones no es, por definición, de ninguna manera exhaustiva; otras exigencias se presentarán por sí mismas al espíritu de los esposos que se empeñan en este camino. De lo que se trata es, brevemente, de llegar a que el acto carnal, de simple fuente de placer que es, se transforme, por medio de los aportes psíquicos requeridos, en un acto que participe de los diferentes planos y sea así un verdadero sacramento que contacte con el Misterio.”