Cual flor de mesa el trimóvil adorna la esquina. No importa si la destartalada carrocería la visibilidad dificultaría. Si el grupo de conductores charla ameno con palabrotas no apta para menores. Como la ciudad venerada es tierra descontrolada, que sigan siendo las esquinas lugares de largas tertulias.
Aunque por el denso tránsito urbano, hay riesgos de choques a cada momento. Las risotadas de los conductores van y vienen como inquietas aguas del río, displicentes de inminentes riesgos que están provocando sus máquinas mal estacionadas. Transeúntes esperan pequeños espacios para pasar por entre conductores ensimismados en sus charlas, haciéndose de costado, encogiéndose sus vientres, ciñendo sus bolsos, o esperando con mucha paciencia la gana que el grupo de momentáneos inquilinos de la esquina abra espacio. Una llanta, medio trimóvil y por último, aparato completo, adorna la esquina, el preciso lugar por donde debe doblar la máquina que viene sin que el conductor se imagine que el espacio ya está ocupado. Dolor de cabeza, que tristeza, porque este aparato intruso no permite mirar la llegada de otras máquinas y poder continuar la marcha. El recién llegado estira la nuca como hace la garza, porque este aparato mequetrefe lamentablemente no es transparente, alcanza hasta la media pista para lograr observar la llegada de vehículos, y al fin, después de varios intentos logra pasar.
¿Por qué no habrá en la ciudad, una autoridad, encargada de enseñar de cómo estacionar? Las flores son buenas porque son signos de vida, de reproducción. Pero, la flor de metal es diferente a la verdadera flor vegetal. Trimóvil estacionado en la misma esquina es una flor de ese espacio prohibido. La flor es apreciada por su hermosura. ¿Este aparato desteñido tiene algo de hermoso? La flor emana aroma olorosa que atrae a la abeja. ¿El conductor de éste vehículo mal estacionado emana algo de aroma agradable semejante a la flor que pudiese atraer aunque sea a la avispa? La flor hermosa emerge del follaje verde, sobresale porque debe ser apreciada por los insectos polinizadores, los pétalos multicolores irradian con el sol inmensa belleza que encandila hasta a la abeja más perezosa. El trimóvil mal ubicado sobresale de la esquina con su llanta calva, para atraer a pasajeros apurados.
Una calle choca en otra perpendicular formando la letra T. La calle perpendicular tiene sentido a la derecha. La calle que choca tiene un solo sentido que en la esquina puede girar a la derecha como a la izquierda. En la misma esquina hay un restaurante muy concurrido por funcionarios. El aroma de los plátanos y cecinas cuando están en proceso de frituras alcanza a toda la esquina, que los transeúntes surcan sus narices y tragan sus salivas a la percepción de agradable aroma. Que haya comensales que prefieran frituras, aunque sus aparatos digestivos sufran, no está mal. En cambio, no está bien el mal estacionamiento de sus lujosas camionetas 4 x 4. Si para doblar a la izquierda necesariamente el conductor que llega debe mirar la presencia de vehículos que pasan a toda velocidad por la calle perpendicular. ¿Cómo mirar si una o varias camionetas mal estacionadas están dificultando la visibilidad? Es que los conductores no se dan cuenta o es que la envoltura de sus soberbias les impide ver la realidad. Si así de manera natural, ante la ausencia de semáforo, el transitar por esta esquina es difícil ¿Cuánta más peligrosa es esta esquina con la presencia de aparatos visibles que no permiten mirar la llegada de otros vehículos? Como aquí no pasa nada, las flores de metal siguen adornando las esquinas.