Perú parece haberse convertido aparentemente en una isla de tranquilidad dentro del escenario de protestas sociales que están teniendo lugar por toda América Latina y que tuvieron su inicio en Chile. Esto no deja de resultar curioso teniendo en cuenta que, a principios de octubre, se disolvió el Parlamento Nacional mediante un procedimiento bastante convulso. Sin embargo, tal y como indica el presidente actual, puede que eso sirviese para calmar los ánimos y que los peruanos se estén mostrando más tranquilos.
En Perú sí hay protestas
Es evidente que la gravedad de las protestas en Perú no puede equiparse a otras que se están produciendo en el resto del continente. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan. Estas están siendo especialmente frecuentes en las zonas rurales. ¿El motivo? El avance de las industrias interesadas en extraer minerales como el litio está generando muchos residuos y está provocando que muchos campesinos pierdan sus tierras. Hay que considerar que en esas áreas, además, vive la gente más pobre del país.
A esto hay que añadir, además, que el pueblo peruano parece haber perdido completamente la confianza en sus dirigentes. Esto desemboca en un hecho curioso. Y es que, al dar a las autoridades gubernamentales nula capacidad para resolver sus problemas, acaban volcando sus protestas y reivindicaciones en las empresas y en otros actores de la sociedad, lo que se traduce en manifestaciones y acciones mucho más focalizadas y, por ende, con menos aglomeraciones de personas. Tal vez por eso los principales medios nacionales e internacionales no las recogen.
Sin embargo, echando un vistazo a los datos, podemos afirmar que Perú no se ha sumado al auge de protestas a nivel mundial debido, fundamentalmente, a que ya lleva 10 años sumida en ella. Se estima que, durante esta pasada década, se han convocado casi 12 000 manifestaciones. Solo en el área metropolitana de Lima ha habido en ese tiempo 1120 de forma oficial. En total, más del 20 % de la población afirma haberse sumado a alguna de ellas. Una auténtica barbaridad.
Otros motivos que explican la aparente tranquilidad de Perú
Otra de las razones que parecen desmotivar a los peruanos a la hora de salir a la calle a protestar es la lucha que el nuevo Gobierno parece estar tratando de librar contra la corrupción que asola al país y a sus instituciones. Algo curioso teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los residentes allí consideran que su Ejecutivo es extraordinariamente débil e incapaz de solucionar muchos problemas de la sociedad.
Además, se producen ciertas paradojas. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los peruanos pueden tener acceso a la educación y a la sanidad sin excesivas dificultades. Sin embargo, estos servicios son de bastante mala calidad. Algo similar puede decirse del empleo. La informalidad que caracteriza al sector hace que la oferta sea bastante elevada y variada. A pesar de ello, los trabajadores carecen prácticamente de derechos. Así que resulta difícil encontrar una explicación a todo lo que está sucediendo.