Hola mis queridos amigos y lectores de miércoles nuevamente estamos de vuelta como cada semana. De verdad nos preocupa la situación especialmente la mente de los peruanos, un hecho conmovedor que ocasionó este fin de semana la muerte de una docente de educación inicial.
Por respeto a la familia no vamos a hablar de ella; sin embargo nos toca mostrar que nosotros los peruanos estamos “enfermos mentalmente” es una cifra de tener cuidado. En nuestro país tres personas se suicidan al día el 70% lo hace por depresión. La depresión es un factor genético hereditario que se puede acelerar por factores externos, pero también es controlable con el uso de medicamentos y la ayuda de terapias grupales y familiares.
Teniendo una fuente importante sobre estos casos de temas mentales que nos hace vulnerables. El Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) calcula que en el Perú se presentan entre 1 y 3 suicidios por día, pero un 8.9% de peruanos en algún momento de su vida ha tenido deseos de quitarse la vida. En el 95% de los casos esta problemática se relaciona con un trastorno mental que nunca ha recibido atención médica.
El psiquiatra Abel Sagástegui Soto, director de Adultos y Adultos Mayores del INSM, detalló que el 70% de casos corresponde a depresión, el 15% a esquizofrenia y el 10% a trastornos de personalidad o adicciones.
Es inútil prevenir la salud mental en nuestro país y estos casos son la consecuencia para determinar temas que descontrolan la mente que son frágiles para nuestra identidad personal. Muchas personas comentan para suicidarse hay que ser valiente, pero noto lo contrario estamos enfermos y por no decir inmadurez emocional.
Las razones que motivan a muchas personas a acabar con su vida de manera repentina son múltiples y llama la atención de muchos especialistas y organizaciones de salud por lo constante de su fatalidad, lo que lo perfila como una emergencia en materia de salud mental la pregunta es ¿Qué hace el Ministerio de Salud ante esta debilidad mental?
Hay muchas situaciones que permiten en torno a esta situación especialmente a tomar en cuenta en la cantidad de jóvenes y adultos que deciden terminar con su vida: desde desilusiones amorosas, situaciones de acoso en centros de educación o inconformidad en el entorno familiar, saltan a relucir cuando se analizan los casos. Ante tanto problema siempre habrá alguna solución. Sin embargo la respuesta es que no se pueden prevenir todos los suicidios, pero sí la mayoría. Tanto a nivel comunitario como nacional, se pueden tomar varias medidas para reducir el riesgo, entre ellas las siguientes: Reducir el acceso a los medios para suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.); tratar a las personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia; seguimiento de los pacientes que han cometido intentos de suicidio; fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación; formar a los profesionales de la atención primaria de salud. A un nivel más personal, es importante saber que sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas las amenazas de autolesión. Además, la mayoría de las personas que intentan suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte.
Al mismo que el gran Estado y sus componentes Salud, Educación y otros deben apoyar desde sus lineamientos este fracaso emocional. Desde nuestras instituciones del Estado tienen desafíos y obstáculos. A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de forma adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello.
De hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades. La fiabilidad de los sistemas de certificación y notificación de los suicidios requiere importantes mejoras.
Es evidente que la prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos del de la Salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la Educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
Estudiando este caso que son especialmente Educación y Salud no proponen casi nada para ese tema sobre desarrollo emocional y personal.
Cada 10 de setiembre se recuerda el Día Mundial del Suicidio y les importa un nada a nuestras autoridades ante esta situación de educación mental en nuestro país, ¿Qué esperamos, más enfermos, más suicidios, en nuestro país? ¿Hasta cuándo?