El presidente del Consejo Transitorio de Administración Regional (CTAR) nos convoca a una reunión de emergencia en Moyobamba para comunicarnos de las decisiones que había tomado. Indudablemente, todos estábamos en un momento de alta tensión. Ya reunidos, Héctor Valcárcel dice: “Les he convocado por el problema que ya ustedes conocen pero quiero decirles lo siguiente: ´Le tengo una confianza total a Willian Gallegos Arévalo pero si uno solo de ustedes da una opinión en contrario y que tiene que retirarse del Fondeagro, designamos a otro gerente´”. Valcárcel Toulier pidió a cada uno su opinión. Todos dijeron: “¡Se queda!”.
La comisión de inspectoría que llegó a Tarapoto la presidió el Inspector General del Ministerio, Julio Caballero Flores, y fue instalada bajo la dirección del Econ. Héctor Valcárcel Toulier, presidente regional. Poco después me enteré que el dinero que buscaban estaba en las cuentas de la Dirección Regional de Agricultura, de los Comités de Productores, etc., donde los agricultores depositaban las devoluciones de los préstamos que se otorgaron y que eran parte de los fondos rotatorios y de la venta de maquinaria agrícola del Programa “2KR”. Pero lo que me dejó atónito es cuando, una semana después del trabajo de la comisión de Inspectoría, de Lima recibo una llamada que me descubre que quien había desinformado sobre la “pérdida” del dinero les había comunicado desde un teléfono de Tarapoto. ¿Quién sería esa persona que había cometido tanta felonía? Entonces asocié conductas y advertencias. Algo realmente oscuro y tenebroso estaba en marcha…
Nunca tuve acceso al informe final de la comisión de inspectoría en donde deben estar consignados los antecedentes del caso. Por decisión del presidente del CTAR, el economista Pedro Vilela Torres se hizo cargo de la gerencia del Fondeagro por un mes. Al retomar mis funciones ya nada volvería a ser igual. Más que una campaña en contra del Fondeagro, era una guerra subterránea dirigida en mi contra y veintisiete años después sigue y el sujeto que lo hace usa las tribunas de todos los niveles de gobierno para desacreditarme. Si alguien pronuncia mi nombre y en donde me proponen para algo, ahí se expresa la infamia. Han pasado tantos años de esta perversa campaña y el sujeto que lo propicia, lo promueve y lo expone, lo hace como si fuera el objetivo supremo de su vida.
En toda mi vida me he conducido con absoluta transparencia. Por eso, no encuentro las razones de la conducta, la insania e impiedad, y muchas veces violentas y frenéticas, con que las realiza. Alguna vez, cuando le visité en su despacho me recibió con una frialdad extrema, que contrastaba con la actitud de esos tiempos en que todo parecía amistad y alegría. Ya no tenía poder para satisfacer el logro de sus objetivos. Su estrategia de comportamiento es de esas personas melifluas, dulces, empáticas, hasta que da el zarpazo y que todo anota y registra. Alguien le desenmascarará, y pronto, porque asume funciones profesionales que no le corresponden e incluso lucra con trabajos ajenos. Pareciera algo “kafkiano”, pero es la realidad. Comunicando Bosque y Cultura).