Cuando suceden los desastres naturales se catalogan como acontecimientos inesperados. Estos eventos son cíclicos: no se puede predecir exactamente cuándo se inician, su intensidad ni duración, pero sabemos que van a suceder; sin embargo, siempre salimos con la misma historia: no estuvimos preparados. Existen organismos del Estado que, oficialmente, buscan prevenir y afrontar este tipo de catástrofes pero, el impacto de las precipitaciones y los huaicos demuestran que alguien no cumplió con sus funciones y que es abismal la diferencia entre lo que proyectaron y la realidad.
La falta de prevención no solamente es un tema técnico pues existe un fuerte componente político detrás de esta calamidad y de la inoperatividad del gobierno central, gobiernos locales y regionales. Numerosas autoridades accedieron y alentaron la ocupación de tierras en zonas de alto riesgo, dentro o cerca de las fajas marginales de los ríos y quebradas; además, ofrecieron servicios públicos, sabiendo que la ocupación es inestable. En resumen, sin ningún remordimiento decidieron exponer a la población porque políticamente era más conveniente, que ejercer autoridad y hacer cumplir las leyes.
Es por eso que resulta inverosímil que ex gobernantes y políticos vinculados a gestiones pasadas, que no planificaron la prevención de este tipo de eventos (tan recurrentes en nuestro país), sean los primeros en criticar la gestión del actual gobierno y asuman posturas para la tribuna. Para agravar la situación, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) indica que la cartografía básica nacional, tiene una antigüedad de 70 años y debido al crecimiento poblacional y la expansión de las ciudades ya está desactualizada, y no permite un adecuado manejo de los recursos naturales y tampoco actuar en casos de emergencias, como huaicos, inundaciones y otro tipo de desastres; solo se puede utilizar para la identificación de los departamentos y sus distritos, pero no ayuda para alcanzar información detallada del cauce de un río o una carretera.
El ministro de Defensa, Jorge Nieto, manifestó lo siguiente: “el desastre natural no es el problema, somos nosotros como sociedad y como Estado. El problema no radica tanto en que los ríos y las quebradas invaden las ciudades sino más bien en que las ciudades invaden los ríos y las quebradas, y el Estado, en todos sus niveles, no tiene la capacidad institucional, organizativa y material para prevenirlo y para resolverlo cuando se produce”. (Fuente: Diario La República).
Las lluvias y huaicos continúan sacudiendo nuestro país, afectando centros poblados y ciudades, destruyendo la vida de muchas familias, sobretodo de aquellas que estaban asentadas cerca del cauce de ríos y quebradas; instalarse en esas zonas fue una apuesta bastante riesgosa.
Debemos tomar en cuenta que no será el último fenómeno del Niño que nos toque vivir, pero debería ser el último que nos encuentre expuestos y desprotegidos. La naturaleza expuso sus cartas; nos toca a nosotros anticiparnos a su próxima jugada.
Autor: Boris Gallegos Mendoza
Miembro de la Asociación No Gubernamental de Desarrollo COMUNICANDO BOSQUE Y CULTURA