Pasar de la “roza-quema-tumba” a “producir más en menos espacio”
Por: José Yturrios Padilla, director en Agricultura Sostenible y Cambio Climático de RECURSOS SAC
Los incendios forestales no son sólo un problema ambiental, sino que su descontrol ha llevado a la muerte de 18 personas y más de un centenar de heridos, lo cual lamentamos profundamente. Lo que ha sucedido en estas semanas en la Amazonía es inaceptable, la falta de previsión por parte de las autoridades ha sido clamorosa a pesar de ser un problema que se repite año tras año. Tenemos que evitar que el pequeño agricultor siga empleando esa vieja práctica de “roza-tumba-quema” y sustituirla por “producir más en menos espacio”, de esta forma evitaremos la presión sobre los bosques y, por tanto, los incendios forestales, al mismo tiempo que mejoramos la competitividad y rentabilidad de la pequeña agricultura en la Amazonía.
Incendios: un viejo problema ligado a la expansión agrícola en la Amazonía
Como hemos mencionado, los incendios forestales han sido un problema recurrente en nuestra Amazonía; en los últimos 13 años siempre hemos tenido un número importante de alertas de incendio en la selva, e incluso ha habido años en que las alertas de incendio superaron largamente el promedio del período 2012 -septiembre 2024. Entre el 1 de enero de 2012 y 15 de septiembre de 2024, el Perú tuvo un total de 46,331 alertas de incendio, lo que nos da un promedio de 3,564 alertas de alta confianza acumuladas anuales en los últimos 13 años. Entonces, este no es un problema nuevo, lo que es nuevo es la amplificación de los incendios forestales como producto del cambio climático. Frente a esto ha surgido la idea de un proyecto de ley para sancionar a los que provoquen incendios en el bosque o en los pastizales, el cual a nuestro entender resultará insuficiente para detener esta vieja práctica si es que ésta no es sustituida por otro tipo de estrategia que permita aumentar la producción y los ingresos de los agricultores, sin deforestar.
El gráfico nos permite observar que los años 2012, 2016, 2020, 2022, fueron años inusualmente altos en cuanto a alertas de incendios forestales, y este 2024 también parece ser un año de inusual cantidad de fuegos en el bosque amazónico, pero no muy diferente a los anteriormente mencionados, como veremos más adelante. Menciono esto pues algunos han manifestado que la aprobación de la ley 31973, ha gatillado la proliferación de incendios más allá de los usual. Al margen de que estemos o no de acuerdo con la nueva ley forestal, la impresión que causa la observación de este gráfico es que no es así.
Estamos consternados por lo que viene sucediendo en la Amazonía, sin embargo, si no conocemos las razones que hay detrás de este comportamiento entre quienes habitan, acabaremos proponiendo soluciones equivocadas. El problema central es que nuestros agricultores amazónicos, en su mayoría, recurren a técnicas muy rudimentarias y de muy bajo costo en busca de ampliar áreas para aumentar su producción y sus ingresos.
Sistema de control y sanción: necesario pero insuficiente
La deforestación es, hasta hoy, -que se origina en virtud de causas internas- al modelo de crecimiento de la pequeña agricultura. Cuando los precios de algún producto son atractivos, el comportamiento racional de un agricultor, grande o chico, es aumentar la producción para vender más y mejorar sus ingresos. Tratándose de la agricultura, esto lo puede hacer de dos maneras: aumentado la siembra de nuevas áreas o aumentando la productividad de su parcela.
Un pequeño productor con bajo nivel de educación formal, limitado acceso a crédito financiero y escasa disponibilidad de tecnología (como capacitación, asistencia técnica, acceso a fertilizantes o riego tecnificado), tiene como única opción expandir sus áreas de cultivo. Dado que no existe un sistema efectivo para controlar la deforestación, identificar a los responsables y sancionarlos, la opción económicamente más viable es recurrir a la práctica de «roza, tumba y quema», en lugar de invertir en mejorar los rendimientos de su parcela actual. El café, el cacao y plátano, están entre los productos agrícolas más demandados del mundo y más bien es la oferta la que no está pudiendo alcanzar a la demanda en los últimos años, y, por otro lado, todo apunta a que esta demanda no se va a reducir, sino que se va a incrementar en el futuro cercano y con ello sus precios.
La demanda (consumo) de cacao ha crecido a un ritmo de 2.8% anual entre el 2015 y el 2023, y en el caso del café al 1.7% anual entre el 2012 y el 2023. En este contexto, es decir, con una demanda sostenida y precios al alza, ¿será suficiente un buen sistema de control para detener los incendios y la deforestación para ampliar áreas y sembrar más cacao o más café? ¿será posible resistir el embalse social por las expectativas que tendrán los pequeños agricultores para aprovechar los buenos precios? Creemos que no.

Si no mejoramos la tecnología con la que hoy el productor trabaja sus parcelas, un sistema de control enfrentado a una demanda creciente y precios altos o muy altos en el futuro cercano, fracasará.
Por otro lado, recordemos que tenemos medio millón de pequeños agricultores en la Amazonía repartidos en aproximadamente 5 millones de hectáreas. Si tomamos como ejemplo el año 2023, en que se deforestaron 132,200 ha, y que el 41% (54,736 ha) de éstas correspondieron a deforestación en espacios menores de 1 ha, tendríamos, si asumimos que el promedio de deforestación fue de 0.5 ha en este segmento, que 109,400 agricultores quemaron y deforestaron ese año. Suponiendo que los pudiéramos identificar a cada uno, ¿vamos a sancionar con cárcel o multas a más de 100 mil productores cada año? Eso sería técnicamente y socialmente inviable.
Invertir en la pequeña agricultura amazónica es imperativo y urgente
De los ocho (8) cultivos que menos se fertilizan en Perú, cinco (5) de ellos son cultivos típicamente de la selva: café, cacao, naranja, plátano y yuca. El único producto que también se cultiva en selva y que es fertilizado en su mayor parte es el arroz (92%), gracias a ello, el Perú ocupa el tercer lugar entre los países con los niveles más altos de productividad en arroz a nivel mundial. Nuestro país alcanza un rendimiento productivo promedio de 8.100 kilos de arroz cáscara por hectárea, siendo superado solo por Estados Unidos, cuyo rendimiento promedio asciende a 8.700 kilos por hectárea y Uruguay con 8.500 kilos por hectárea.
Fertilización de principales cultivos en Perú (% sobre el total cada cultivo)
Este ejemplo sólo toca uno de los puntos, la fertilización, necesarios para hacer una agricultura moderna. Habría que añadir el abonamiento del suelo (que es distinto a fertilizar), el manejo integrado de plagas, las podas, el riego tecnificado, etc. Es urgente que el Estado invierta en serio en aumentar la productividad de la pequeña agricultura amazónica si queremos acabar con la deforestación y con los incendios.
Conclusión
Más allá del establecimiento de controles y sanciones a los que generan incendios, se hace imperativo un profundo cambio en la tecnología con la que se conduce la pequeña agricultura amazónica. Existen muchos modelos exitosos de productores que han mejorado significativamente su productividad, tienen buenos ingresos y conviven en armonía con la naturaleza, sin deforestar y sin causar incendios, un ejemplo son los productores de las cooperativas ligados al Comercio Justo, por ejemplo, o también los productores independientes que son certificados por empresas privadas con certificaciones como Rainforest Alliance. ¿Qué los diferencia de los no organizados y no certificados? Que reciben incentivos por vender su producto a consumidores pagan un premio por recibir una producción sostenible y sustentable ambiental y climáticamente. La experiencia ha demostrado que los incentivos financieros combinados con un buen sistema de controles y sanciones, tiene mucho más éxito que sólo el control o el castigo. Creo que ese debería ser el camino principal para acabar con la deforestación y los incendios en nuestra Amazonía.