Juan Guerra fue creado como distrito durante el gobierno de Luis M. Sánchez Cerro, mediante la Ley 7628, del 31 octubre de 1932, dada por el Congreso Constituyente. Mediante esta norma también se crearon los distritos de Morales, San Antonio y Cacatachi. Por su cercanía a Tarapoto, Juan Guerra se ha convertido en un enclave poderoso y de mucho potencial en la región, y será aún mayor si las autoridades se deciden a llenarse de coraje para defender sus quebradas, recuperar sus fajas marginales y recuperar ese rol histórico que siempre tuvo, como gran zona ganadera, maicera, tabacalera y el mayor proveedor de la madera quinilla que hoy ya no existen ni encontramos “ni para remedio”.
He retornado a Juan Guerra estos últimos tiempos motivado por recoger la semblanza de mi gran amigo y gran ciudadano, que es Mamerto Torres Ruíz. Y en mi segunda visita conversamos también con Elías, su hermano, otra fuente confiable de datos del desarrollo histórico de Juan Guerra, conocido como tierra de los congomperos, como mi gran amigo Walter Arce Lazo y otros. Y Juan Guerra me emociona, además, porque es el único pueblo en donde he tenido una amistad sincera con todos sus alcaldes, además que son de mi simpatía total toda su gente. Últimamente, con Víctor Flores Paredes y con funcionarios de la Autoridad Regional Ambiental y del Proyecto Huallaga Central y Bajo Mayo, la Fiscalía, entre otros, visitamos la laguna de Totorillaico, un humedal que urge recuperar y conservar que, creo, a algunas autoridades ambientales les interesa poco o nada.
Elías Torres Ruíz (19.07.1935), casado con Diadora Paredes del Águila (05.05.1939), tiene una experiencia de vida maravillosa que ya publicaremos en otra crónica. Elías es testigo y protagonista de la historia de Juan Guerra desde los años cuarenta del siglo pasado. Según la información que nos proporciona, verificables todas ellas, puede decirse que la agricultura del Bajo Mayo tuvo su emporio en Juan Guerra, porque ahí nació la ganadería con el impulso que le dio el Servicio Cooperativo Interamericano de Producción de Alimentos (SCIPA) que se creó en el mes de mayo de 1943, como una entidad separada del Ministerio de Agricultura y que se relacionaría con el establecimiento de la entonces Granja El Porvenir, que pasaría a ocupar el predio de una familia Lazo, que sería expropiada para tal propósito, información preliminar por confirmar. A través del SCIPA se daría un formidable impulso a la agricultura en el Bajo Mayo, y en los años cincuenta hasta los setenta, la Granja El Porvenir sería el centro de investigación por antonomasia.
Desde el avión que llega a Tarapoto y que inicia su descenso se distingue a Juan Guerra como si fuera un arabesco multicolor y emociona ver el paisaje, aunque con un inicio destructivo por la locura urbanizadora. Vemos el Pucayacu y el Shatuyacu, pronto a desaparecer. Allá abajo, cuando visitemos el pueblo, encontraremos esa gente simplona que, si nos descuidamos, con una “yachapeada” nos pondrán en nuestro “sitio”. Pero de esto también escribiremos, a pedido de mi amigo Josué Villanueva García. (Comunicando Bosque y Cultura).