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sábado, abril 19, 2025
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Las mujeres y la cerámica indígena

Un buen lugar para vivir es donde hay arcilla, quebradas y ríos sanos

Por: Segundo Chuquipiondo Chota

La reflexión más profunda del mundo indígena emana del corazón de las mujeres, un espacio que reivindica su valía en la defensa efectiva del territorio y que busca alianzas para mantener sanos sus ríos y quebradas, de donde sacan la arcilla para crear formas que les permiten fortalecer su identidad y contagiar a las demás personas del amor por la conservación sostenible.

Estas fueron algunas de las reflexiones que nacieron y se fortalecieron en el Encuentro Binacional de más de cincuenta Mujeres Indígenas Siekopaai de Ecuador y Secoya en el caso de Perú, ambas de misma familia lingüística. El evento duró tres días intensos del 15 al 17 de febrero de este año y convocó también a cooperantes internacionales, entre ellos Equitable Origin, a través de su Centro de Fortalecimiento de Derechos Indígenas, que lleva muchos años trabajando con las mujeres su cerámica y su biojoyería que viene ganando espacios en el mundo de la moda nacional e internacional.

“En la Cerámica transmitimos nuestra esencia y energía”

Marisol García Apagüeño, lideresa Kichwa del Bajo Huallaga, San Martín, Perú, hace esta afirmación al enterarse de los acuerdos tomados por las hermanas Siekopaai del Ecuador en defensa de su territorio. Cabe señalar que, para el mundo indígena las fronteras geopolíticas sólo están en los mapas, ellos se rigen por fronteras culturales, a lo que han llamado “Gobiernos Autónomos”, según lo detalla la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, AIDESEP, en su documento denominado “Agenda Grande”.

García Apagüeño, es una mujer que habla desde el aplomo de la experiencia en el liderazgo femenino, desde los límites de la estructura organizacional y política, ahora como presidenta de la Federación de Pueblos Indígenas Kechwa de Chazuta (Fepikecha). Pero, además, desde la voz de una madre emprendedora que administra una casa de ventas de alimentos como la harina de plátano, nibs de cacao, cerámicas y vestimentas con infografías indígenas.

Ella, se anima a reflexionar con nosotros sobre la importancia de la cerámica en el caso de los pueblos indígenas del Perú y afirma “en la cerámica nosotras transmitimos nuestra esencia, nuestra energía, verás para hacer nuestros tiestos o artesanía, tenemos que estar en paz, de lo contrario las piezas se revientan cuando pasan por el fuego, en cambio sí estamos en armonía todo se elabora con cariño”.

¿Cuál es el sentimiento que experimentan a la hora de trabajar la cerámica?

Libertad, paz y la oportunidad de plasmar nuestra filosofía de vida, esa que queremos contagiar al mundo mestizo para juntos defender el territorio, que al final de cuentas nos sirve a todos todas. Mejor dicho, que en primer lugar es una forma de agradecer a la madre tierra y también un mecanismo de resistencia desde nuestros espacios como mujeres.

Y… ¿Cómo aseguras que eso ocurra?

Nosotras estamos enseñando a los niños hacer vasijas, tiestos, etc… todo esto en honor a lo que nos han transmitido nuestros ancestros para que nuestra cultura no se pierda – Al contar esta parte se emociona y su voz se entrecorta – cuando hacemos nuestras cerámicas estamos en contacto directo con los elementos de la naturaleza, como la tierra, el agua, el fuego y el viento, ellos son nuestros mejores maestros, además de esta actividad que desarrollamos en el territorio, también está la biojoyería y el manejo de nuestras plantas medicinales, esto nos ayudan a fortalecer nuestra economía de una manera sostenible, ¡este es el modelo que queremos que el mundo también aprenda! Exhorta la dirigente.

Las mujeres indígenas y su aporte para el fortalecimiento del arraigo cultural forman parte de una constante, que ahora se expresa en su auto organización mediante asociaciones desde donde promueven una conciencia ambientalmente sostenible y responsable, que además les permite continuar en resistencia.

Es importante conocer de cerca estas otras voces y convenir que debemos aprender de ellas. Por ejemplo, en el caso de las comunidades nativas del Bajo Huallaga que vienen creando sus tambos del saber (Yachay Wasi) como un espacio permanente para que sus sabios puedan enseñar y los niños puedan aprender.

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