Todos coinciden en señalar que los migrantes está arrasando nuestros bosques, poniendo en riesgo nuestro recurso hídrico.
Los líderes indígenas que llegaron a Tarapoto manifestaron su profunda preocupación por la alarmante disminución de los caudales de ríos y quebradas en sus jurisdicciones, atribuyendo esta situación al fuerte verano y a la deforestación en las cabeceras de cuenca de los ríos y quebradas.
Esta crisis ambiental, que describen como sin precedentes, requiere con urgencia la intervención de las autoridades.
Henry Fasabi Tuanama, Apu de Puerto Franco en la provincia de Bellavista, relató que recientemente observaron con asombro cómo el caudal de sus ríos ha disminuido drásticamente debido a la deforestación en la zona del Alto Biavo, ahora temen quedarse sin agua para abastecerse.
Las quebradas de Panjuy, Chinao y Rapachacuna se están secando.
Esto se debe a la gran cantidad de migrantes que están talando árboles en nuestras cabeceras de cuenca. Es un crimen que está sucediendo, y necesitamos acciones concretas y manos firmes de nuestras autoridades. Si esto continúa, nos quedaremos sin agua advirtió Jorge Pizango Cumapa, dirigente de la localidad de Panjuy en la provincia de Lamas.
Tobías Salas Sinarahua, líder indígena de Fausa Sapina en el distrito de San Pablo, Bellavista, confirmó que las quebradas de Wingoyacu, Sapina y Huicunguillo están al borde de desaparecer debido a la destrucción de los bosques. Ya ni siquiera podemos pescar, la situación se está volviendo crítica, afirmó.
Los líderes indígenas hacen un llamado de urgencia para que se tomen medidas firmes contra la tala ilegal y la deforestación.
Señalan la falta de decisión política y de sanciones efectivas contra los responsables de la destrucción de sus bosques, lo que está poniendo en peligro no solo su medio de vida, sino también el equilibrio ecológico de la región.
Además: el estrés hídrico pone en riesgo la alimentación
San Martin enfrenta éstos mese uno de los más altos niveles de estrés hídrico y riesgo de inseguridad alimentaria. Ambos fenómenos tienen un impacto negativo en el bienestar de las personas y en el desarrollo de las personas y ciudades.
El estrés hídrico lleva a la escasez de agua potable, -Empa anuncio que se va a racionar el servicio en varios sectores de Tarapoto- además de la propagación de enfermedades y conflictos. También dificulta el desarrollo económico, la producción agrícola. Por otro lado, la inseguridad alimentaria puede resultar en problemas de malnutrición, desnutrición e incluso causar muertes. Además, afecta la educación, la salud y el desarrollo de la fuerza laboral.
Por lo tanto, es crucial que nuestras autoridades profundicen en el conocimiento y manejo de ambos fenómenos para encontrar soluciones efectivas que permitan reducir sus impactos y mejorar la calidad de vida de la población. Por: Hugo Anteparra