PPK, en un escenario similar al actual, llamó a votar por Keiko en las elecciones pasadas, es decir reveló su simpatía por el fujimorismo, lo que equivale a ser fujimorista.
Keiko, qué duda cabe, es la punta de lanza del fujimorismo, es el fujimorismo reencarnado, por tanto, la elección de la segunda vuelta, no es tal, es una suerte de elecciones internas, donde disputan un simpatizante fujimorista, con una militante fujimorista.
Siendo la segunda vuelta, una nueva competencia, con sus propios matices, dinámica y composición, de toda manera importa tomar en cuenta los números de la primera vuelta.
Al 97.58% el fujimorismo consiguió el respaldo de 5,853,284 votos y tomando en cuenta que el total de ciudadanos habilitados para votar son 22’901,954, se tiene que la cantidad de votos de respaldo al fujimorismo sólo representa el 25%, aproximadamente.
Según diversas encuestas el 46% de electores se declara anti fujimorista, dato fundamental para avaluar la segunda vuelta.
Desde el fujimorismo se está ensayando un cálculo antojadizo, que sólo toma en cuenta los denominados votos válidos, por eso hablan de un respaldo del 40%, para un correcto análisis se tiene que tomar el conjunto del universo, es decir del 100% de padrón electoral.
Las cifras revelan que el fujimorismo si es derrotable, su 25% alcanzado no es una cifra como para que la Señora Chacón declare que Fujimori saldrá por la puerta grande, adelantando opinión de lo que será un hipotético gobierno fujimorista.
La realidad nos indica que estamos ante una condicionada encrucijada en esta segunda vuelta, las dos opciones son latentes peligros para garantizar defensa irrestricta del medio ambiente, ordenamiento territorial, consulta previa, derechos humanos y laborales, etc.
Además, los dos insisten en mantener una economía primario exportadora, sin embrago en su afinidad ultraconservadora y de derecha neoliberal, tienen sus propios matices, uno es quimioterapia, el otro cáncer, los dos acaban con las defensas.
Como vemos la situación es de emergencia y está la salud democrática del país en serio peligro, en mayor medida con el fujimorismo.
Esta situación nos pone ante tres opciones, voto en blanco, viciado o PPK, aclarando que esta última opción de una u otra manera constituye una apuesta por preservar el mínimo equilibrio democrático.
El fujimorismo también se distancia de PPK por su vocación autoritaria, corrupta y anti derechos humanos, aunque en materia económica sean siameses.
En el Frente Amplio la posición más sensata sería dejar en libertad a la militancia para que opten por lo que consideren la mejor opción, decisión que se definirá en un cónclave nacional en los siguientes días.