Somos mujeres que hemos decidido organizarnos para responder a la impunidad y el silencio que hay en torno a la violencia que sufrimos todos los días: física, sexual, psicológica y simbólica. Nos une la indignación ante la vergonzosa actuación del Poder Judicial en casos como los de Cindy Contreras, Lady Guillén y miles de mujeres anónimas. Nos une también el rechazo al silencio y complicidad que la sociedad tiene frente a estos casos.
Las cifras oficiales señalan que 7 de cada 10 mujeres sufren violencia por parte de sus parejas (ENDES, 2013); sin embargo, el sistema judicial con frecuencia desmerece la evidencia presentada y deja en libertad a nuestros agresores. El 90% de violaciones responden a niñas y adolescentes entre 0 a 17 años (MIMP, 2015). El 49 % de estas violaciones ocurren a manos de familiares, parejas y exparejas (CEM, 2015).
La violencia nos ataca en varios espacios: somos manoseadas y violadas en casa por nuestros padres, hermanos y tíos. Nuestras parejas nos golpean, también nos matan. Sufrimos el acoso de nuestros jefes y compañeros de trabajo. Recibimos comentarios obscenos y tocamientos de parte de extraños en la calle todos los días.
La justicia libera a nuestros agresores. No solo la calle, sino también la casa y el propio poder judicial son espacios hostiles para nosotras. Tenemos temor de denunciar: cuando lo hacemos, no quieren recibir nuestras denuncias, y si lo hacen, no obtenemos justicia. No podemos seguir viviendo con miedo permanente, mientras quienes nos atacan no reciben castigo, son liberados, y pueden regresar para matarnos. También hablamos por las que ya no están entre nosotras.
Por ello, convocamos a la ciudadanía en general a una Marcha Nacional el día 13 de agosto a las 3 p.m. para exigir al sistema de justicia la atención adecuada y oportuna de las denuncias que realizamos. A la sociedad en su conjunto, exigimos no cerrar los ojos ante este grave problema.
Hacemos un llamado a las mujeres a romper el silencio y a denunciar con nosotras. Hemos dejado atrás la verguënza y sabemos que no estamos solas; somos miles las que compartimos las mismas experiencias. Es momento de decirlo: nos está pasando a todas y no lo vamos a permitir. Salgamos a las calles para hacer visibles nuestras historias y las de aquellas que nos rodean. Defendamos nuestra vida y la de nuestras niñas. Vayamos con nuestras amistades, con nuestra familia. Vayamos con nuestros hijos e hijas. Que esta marcha convoque a todo el Perú.
Esta energía que nos une se ha transformado en un movimiento social articulado por la sociedad civil organizada, tiene la principal característica de ser laico y no partidario, y en San Martín, las mujeres de Moyobamba y Tarapoto nos estamos organizando para realizar activaciones informativas, difusión y sensibilización y estaremos el 13 de agosto con los y las que se decidan a caminar con nosotras, a soltar el miedo y dejar que la alegría de nuestra tierra también se apodere de nuestras vidas, sin miedo, sin violencia.