El abogado Greco Quiróz Díaz afirmó que esta actividad económica ilegal sería la responsable de la desaparición de al menos 280 personas en las provincias en la región norteña
El hallazgo de los cuerpos de 16 personas en una fosa común en una mina ubicada en el sector conocido como ‘Las Tolvas’, en Pataz, es solo una pequeña parte de la cantidad de víctimas mortales relacionadas con la actividad de mineros ilegales en La Libertad. La cifra de desaparecidos sería de al menos 280 personas, según informó el ex consejero regional de La Libertad, Greco Quiróz Díaz.
Según el abogado, su estimación se sostiene en una investigación propia realizada entre los años 2015 y 2022. La estimación toma en cuenta las declaraciones de los familiares de las víctimas que llegaron a denunciar los hechos ante la Policía Nacional del Perú.
“Recolecté información de fuente directa; es decir, familiares de personas que habían denunciado la desaparición de sus parientes que habían ido a trabajar en los socavones mineros, tanto en Pataz como en Huamachuco”, afirmó el abogado al diario Correo.
La declaración de la ex autoridad regional también revela que la Policía Nacional del Perú también brindó información, sin embargo, “no hubo investigación por parte de la Fiscalía. Todo quedaba en un cuaderno de ocurrencia”
Mineros ofrecen dinero a cambio del silencio de familiares
Quiróz afirmó que estos criminales entregan entre S/ 15 mil y S/ 30 mil a modo de compensación por el daño generado y el fallecimiento de la víctima, con la única condición de no denunciar la desaparición ante la Policía Nacional.
Los ofrecimientos se harían de manera presencial pues, según indicó a Correo, los familiares sí llegan hasta los socavones en busca de las víctimas. Muchas de ellas provienen de otras regiones como Loreto, Ucayali, y San Martín para trabajar como vigilantes.
Minería ilegal: la base de una economía violenta
La minería ilegal ha sido por años uno de los motores económicos en esta zona del país, aunque a costa de la explotación laboral y la violencia desenfrenada. Los Buitres de Pataz controlan los socavones, extorsionan a los mineros locales y cometen asesinatos para eliminar a quienes desafían su poder.
Según los testimonios de expertos en seguridad, como Pedro Yaranga, los enfrentamientos armados en estas minas son comunes. Cada noche, en medio de la penumbra de los socavones, se registran tiroteos que resultan en dos o tres muertos, cuyas desapariciones suelen ser encubiertas con enterramientos clandestinos.
El descubrimiento de la fosa común en La Poderosa, en el área conocida como Las Tolvas, expone la brutalidad de esta organización. La mayoría de las víctimas eran trabajadores migrantes, atraídos por la promesa de trabajo en las minas, pero que terminaron atrapados en un ciclo de explotación y muerte.