El SUNEDU cumplió con su palabra y hoy tenemos a un nuevo rector en la Universidad Nacional de San Martín. El control, no está en sus manos, sino en la sociedad civil que luchó por esta victoria, como también en manos de los administrativos y docentes correctos que se sumaron en protesta en contra de quienes se llaman entre sí Talibanes y que han destruido, como en un bombardeo, la confianza en el sistema educativo.
No debe ocurrir más que haya personajes encumbrados que se hagan del dinero de la primera casa de estudios de San Martín. No más proveedores con grandes ventajas. Y las denuncias deben empezar a salir de inmediato y quienes se enriquecieron deben ser conocidos por la opinión pública, para que nadie más se atreva (o por vergüenza o por pudor), a convertir en una casa de empleos, en donde verdaderos Corleones, parecería que se dieorn un festín con los restos de los 60 millones que administra la casa de estudios.
No debe quedar nada en el tintero. Ni las 230 vacas aproximadas de un nuevo empresario en Pelejo (de dónde sacó el dinero para hacerse de esa fortuna con apenas 1200 de sueldo), ni los demás casos que involucran a personajes que están al costado de Quinteros García