Estimado lector, gracias por acompañarnos en la columna “Esquina Política” del Diario Voces. Espero de corazón que todos ustedes puedan alcanzar sus objetivos planificados para este año.
Sin lugar a dudas para que podamos alcanzar nuestros objetivos, la variable política tiene un papel importante, pues la política afecta nuestra vida y por ello quiero abordar un tema importante dentro del quehacer político: La gestión pública.
Es importante precisar que existe marcada diferencia entre los términos gestión pública, política pública y administración pública que muchas veces utilizamos para referirnos al proceso de modernización del estado.
Entrando en materia debemos reconocer la evolución de un modelo weberiano hacia la Nueva Gestión Pública. Primero, dentro del modelo planteado por Max Weber podemos encontrar la concepción de que la burocracia es la forma más eficiente de organización de la administración pública. La burocracia era para el politólogo alemán “Un tipo ideal de organización del estado” que debía estar limitada por una estructura de dominación basada en las leyes y, además, debía ser ejercida a través de un cuerpo especializado. Debemos sumar que Weber, definía características del paradigma burocrático como el carácter formal de las comunicaciones, el carácter racional de la división del trabajo, la jerarquía de la autoridad, entre otras.
Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX se observaba una ineficiente intervención del Estado en la resolución de problemas económicos y sociales. En este contexto surge el paradigma de la Nueva Gestión Pública.
La Nueva Gestión Pública, en oposición al modelo planteado por Max Weber, no sólo se centraba desde un enfoque teórico sino que desarrollaba soluciones holísticas provenientes de las buenas prácticas del sector privado.
De esta manera, el logro de los fines, objetivos y metas de la Administración Pública se centra en los conceptos de económica, eficiencia y eficacia en la organización estatal para generar valor público que permita satisfacer las necesidades de los ciudadanos, en comparación con el paradigma burocrático que centraba en aspectos normativos, jerárquicos o procedimentales.
Entonces, el paradigma de la Nueva Gestión Pública apuesta por mejorar los procesos del Sistema de Recursos Humanos – desde su administración, remuneración y métodos de gestión- se orienta al logro de resultados, desarrolla mecanismos de control y aplica un pensamiento estratégico en el marco de una mejor participación y fiscalización de los ciudadanos.
Sin lugar a duda hay factores de éxito para la aplicación de la Nueva Gestión pública pero una condición ex ante es la voluntad política que deben mostrar las autoridades en todos los sectores y niveles del estado por implementar adecuadamente este nuevo enfoque. Además, es importante que nosotros como ciudadanos conozcamos sobre estos temas para poder exigir a nuestras autoridades progreso y desarrollo para todos.