Hola mis queridos lectores y amigos de nuestra columna de miércoles estamos de vuelta con los mismos ánimos y con la misma fuerza para corresponder a ustedes.
Se viene la segunda vuelta sabemos quiénes son algunos comentan entre el bien y el mal otros nos dicen el mal y el malísimo.
Se necesitan urgentes cambios; y ahora que se tiene una importante mayoría a favor del modelo en el Congreso, resulta indispensable aprovechar el período de gracia del que goza inicialmente un gobierno (que cada vez es más reducido) para en los primeros meses lograr aprobar las reformas que se requieren para aumentar la competitividad, reducir la inequidad y sentar las bases para asegurar un crecimiento de largo plazo.
En todo caso los resultados del domingo de elecciones no hacen sino confirmar una tendencia no tan reciente en nuestro país: la ciudadanía se ha derechizado. Esto por diversas razones, siendo las dos principales:
1) El crecimiento económico generó bienestar y los volvió más conservadores; ya tienen más cosas que perder.
2) La cruenta etapa del terrorismo de Sendero Luminoso y su respectiva represión desanimaron a la población sobre las protestas públicas. Y en el caso de los niveles menos favorecidos esta derechización no solo ha sido “ideológica” (que en realidad es la satisfacción de sus necesidades más urgentes) sino también moral.
Es preciso en todo este proceso de campaña y gestión de gobierno tiene exigirse un nuevo cambio de modelo, lo que en realidad se quiere es que baje el precio del pollo; que mejoren los sueldos”. También hay una demanda de mejora de los servicios básicos, salud, educación, seguridad ciudadana.
Basta con los trapos alicaídos de engañarnos cada vez que eligen a un nuevo presidente, no queremos más robo escándalos tanto por algún presidente o algún familiar es hora que nuestro presidente elegido use la razón de gobernar con equidad y hacer uso de las bondades de un país que emerge por su gente. Desde que tengo uso de razón en la gran mayoría de nuestros presidentes han salido mal parados por su mala gestión mejor dicho por actos de corrupción.
Es bueno recordar nuestro país sobre sale por su gente por sus profesionales esta agenda de personas hacen uso de su inteligencia de su nobleza y es necesario que nuestros gobernantes broten esos buenos ejemplos a los ciudadanos. La y los políticos política, que puede ser la más noble de todas las tareas, es susceptible de convertirse en el más vil de los oficios; precisamente porque es una actividad humana y, como tal, defectuosa.
Todo el mundo coincide en que la ejemplaridad y la honradez son virtudes que deben presidir la actuación de los políticos, en tanto que escaparate y guía de la ciudadanía. Debemos entender la ética pública de los gobernantes es una ética especial para los asuntos de gobierno y administración pública, se refiere sencillamente a la ética aplicada y puesta en práctica en el ámbito público. La ética aplicada en los servidores públicos implica un cambio esencial en las actitudes de cada individuo, la cual se traduce en actos concretos orientados hacía el interés público.
Teniendo como bases estas teorías exijo desde esta tribuna llegar al 2021, con un país que me vio nacer con disminución de la pobreza, calidad educativa y salud, disminución de la corrupción instituciones públicas modernizadas y con alto nivel de calidad en servicio. Eso es un sueño de tener gobernantes que gobiernen con equidad y lealtad para los peruanos. Hasta la próxima.