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martes, mayo 13, 2025
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Olivera y su ventaja en el debate electoral

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De los diez candidatos que expusieron sus puntos de vista, más que planes de gobierno, la noche del domingo, resultó solamente una sola dupla, que puso en jaque y desesperación a su rival. El candidato Fernando Olivera, aprovechó una tribuna nacional para decirle grandes verdades a su contendor, Alan García, quien no solamente no le contestó, sino guardó un mutis con absoluta nerviosidad, que dentro de sí, que si tiene sangre en la cara, seguro que internamente dijo: “por fin llegó mi hora, de la peor manera para ser avasallado y despolvado públicamente; llegó mi hora, por culpa de este… para que la gente tenga el peor concepto de mi persona: enriquecido ilícitamente”.

Fernando Olivera, sabe muy bien, que las cosas que le dijo y de la forma cómo lo dijo, no tiene nada que perder, al contrario le permite ganar puntos a su agrupación, no porque sea acaso una alternativa en esta coyuntura del momento electoral, simplemente porque ese debe ser el perfil de un político maduro, crítico y responsable en tiempo y fuera de tiempo; es decir, en tiempos de gobierno y fuera de gobierno.

Olivera pasó varios años en España luego que dejó su vida política activa en el país; García, también estuvo varios años corrido en París, mientras el fujimorismo le perseguía y minaba todas las instituciones tutelares del país con el reinado de los dos reos: Fujimori y Montesinos. Ciertamente los tiempos no se estancan, cuando García pisa suelo peruano de regreso, intenta lo que hoy está intentando una vez más, ser candidato a la presidencia del país. Como al país no se le entiende: o sufre de desmemoria histórica, o simplemente le llega un pito los hechos históricos de la patria.

Al combinarse ambas cosas seguramente, García es reelegido el 2006. Piensa que a los peruanos se les adormece fácilmente, mejor aún si exhibe su experiencia de gobierno, no por haber gobernado bien, sino por demostrar su astucia, que en este tercer intento, ahora sí le salió el tiro por la culata, de tal forma que al encontrarse con su archienemigo político en un escenario de debate, aprovechó aquél, lo que millones de peruanos hubieran querido desahogarse para decirle simplemente la verdad, puramente la verdad a un político que no solamente encarna la impunidad, como lo dijo Olivera, sino también insignificó de una manera despectiva a la clase social indígena, calificándolo de tercera categoría; a los maestros les insultó de la peor manera.

En este escenario, tuvo la gran suerte Keiko Fujimori, a quien le tocó hacer dupla con Hilario, candidato bastante ingenuo y novato, que aparentemente podría haberse ganado el pase a la calificación de un político cuajado, pero ni bien que habló de una manera incómoda contra Keiko, ésta, aprovechando algo de astucia política que va cosechando, le dijo simplemente que no le parece correcto que un político nuevo empiece faltándole el respeto. Suficiente con esto para que el novadito Hilario, cual chusca mascota enroscando el rabo, se calló en toda su intervención contra la heredera de la corrupción, y se mantuvo gacha la cabeza como un animalito amaestrado. Desde entonces no le dijo una sola jota contraria a Keiko, (quien desde luego lo celebraba), y dijo con toda tranquilidad y total frialdad, hacer y continuar lo que su padre hizo, es decir, corremos el riesgo de que el país vuelva a ser tomada como botín por esta gente desfasada del fujimorismo que ya demostraron gobernar por más de diez años al margen de la ley.

Qué cara dura para no hacer ninguna mea culpa del gobierno de su padre, que por lo menos sensato hubiera sido pedir perdón a millones de peruanos que fueron víctimas directa o indirecta de crímenes de lesa humanidad, de persecuciones, humillaciones y mil vejaciones como esas indefensas mujeres humildes de las zonas rurales que les extirparon el útero, para nunca más ser mujeres con dignidad.

Decir que esa espuria Constitución le hizo crecer al país durante 23 años, y que pretende continuarlo en un supuesto gobierno, no es otra cosa que seguir aceptando sus propios vómitos de contaminación y mil ilícitos. Más que supuesta victoria de una cómplice del desgobierno de su padre, es ya una realidad, desde que el JEE de Lima le permitió seguir en carrera, pese a las faltas comprobadas que fueron sancionados por los mismos delitos a Guzmán y Acuña, es decir, al país le espera un largo camino de sometimiento una vez más, a gente que hicieron de los poderes de Estado, su legítima chacra de mil cosechas.

Pretender renovar y rehacer una nueva Constitución, ciertamente es un buen indicador para que la riqueza del país se quede con los propios peruanos y no dar cuenta como prioridad y en grandes cantidades a los monopolios económicos y a las grandes transnacionales, como viene sucediendo hoy y como sucedió durante todos los gobiernos de supuesta democracia en el Perú.

Peruano… ¡Reacciona!… ¡No permitas que las vejaciones reinen una vez más en el país!

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