La nueva variante ómicron de la COVID-19 se propaga rápidamente; no obstante, es menos agresivo. Este linaje del virus se aloja en las vías respiratorias altas: nariz y garganta. Es por ello que los síntomas que aquejan los contagiados se producen en esa zona, donde puede presentarse en dolor de garganta, tos y congestión nasal.
Esos indicios son incluso más generales que los presentados en la segunda variante, con la delta. El esclarecimiento de la situación, en tal caso, debe ser comentada por un especialista, para conocer todos los detalles y recomendaciones.
El neumólogo José Luis Olórtegui ayuda a diferir entre una flema transparente, blanca, amarilla y verdosa al tiempo que explica la vinculación entre las secreciones en la garganta y la COVID-19.
La flema es un indicativo de inflamación
Entendida como aumento de la secreción que se tiene dentro de los bronquios, la flema se produce, sobre todo, por inflamación del aparato respiratorio. Tal y como dice el médico especialista José Olórtegui, cuando la flema comienza a cambiar de color, y pasa de tener un aspecto transparente a verdoso o amarillento, comienza también a elevarse la producción de mucosidad y a incrementarse el volumen de los desechos.
En ese cambio de tonalidades, dice Olórtegui, se advierte un proceso infeccioso. Son tres los colores descritos que serán explicados a continuación:
Transparente: Este es el color normal de la flema. Es gelatinosa y muy aguada. No causa molestias y con cierto esfuerzo se puede expectorar de la garganta.
De blanco o transparente a un color amarilloso: La flema cambia su forma, se vuelve más espesa. Un resfrío o una infección viral hace que estas secreciones se retengan en el tracto respiratorio y sean difíciles de expectorar, por lo que el esfuerzo puede generar dolor de garganta.
De blanco y amarilloso a un color verdoso: La consistencia de la flema se vuelve mucho más pegajosa y hay contaminación bacteriana, puesto que se ha mantenido por mucho tiempo (7-10 días) acumulada en el tracto respiratorio.
Olórtegui agrega que el color es un indicativo que sirve para medir que la infección es bacteriana o, quizá, viral. “No es que primero es transparente, amarillo y luego verdoso, sino que puede, desde el inicio, tomar cualquiera de estos aspectos”, dice el especialista.
Relación entre las secreciones en la garganta y la COVID-19
En el caso de que haya síntomas como ardor de garganta y producción de flema, eso corresponde, como sostiene el experto, a un episodio agudo. Por terminología, eso hace referencia a que es menos grave que un cuadro crítico. La garganta no produce, por lo general, problemas infecciosos crónicos como puede ocurrir en otra parte del cuerpo.
Pero, si el paciente tiene rinofaringitis crónica, evidentemente el coronavirus va a incrementar la intensidad y frecuencia de los síntomas: dolor de garganta todavía más intenso, mayor producción de secreciones, entre otros.
Así, a menos que el consultante tenga una patología adicional, los síntomas de la variante ómicron se presentarán en la vía aérea superior. Olórtegui, que trabaja en el área COVID-19 de una clínica, comenta que los síntomas, por el momento, se identifican como principales de la tercera variante: dolor de cabeza, alza térmica (fiebre), descarga nasal, dolor de garganta y decaimiento. Todos estos síntomas, dice el neumólogo, acontecen de una forma a la que califica como “raramente moderada”.
COVID-19: síntomas de la variante ómicron
El Ministerio de Salud informó que la variante ómicron “se presenta de forma leve, por lo que es difícil identificarla”. Estos son los síntomas que registra la autoridad sanitaria:
Síntomas generales: Dolor de cabeza. Fiebre, Sensación de fatiga, Malestar general
Síntomas que afectan al sistema respiratorio: Dolor de garganta, Secreción nasal, Tos, Dificultad para respirar
¿Cuánto tarda un infectado con ómicron en ser contagioso y dar positivo en una prueba?
El inicio de la fase de contagio del coronavirus depende del tiempo que tarde este en incubarse —es decir, replicarse— en nuestro organismo. Los periodos de incubación cortos ocasionan infecciones más rápidas y, por lo tanto, individuos más contagiosos en un menor tiempo.
Pero el tiempo de incubación ha cambiado con cada linaje del SARS-CoV-2. Para alfa y delta, por ejemplo, la incubación demoraba cinco y cuatro días, respectivamente. En el caso de ómicron, por otro lado, la incubación sería entre dos a tres días, sugiere un estudio preliminar del Instituto de Salud Pública de Noruega (NIPH).
En la investigación siguieron a 117 personas que asistieron a una cena luego de dar negativo en pruebas de antígenos y PCR entre uno y tres días previos al encuentro. Del total de asistentes, 81 de ellos presentaron síntomas, la mayoría de ellos después de tres días.
El reporte del brote sugiere que todos fueron contagiados por ómicron, ya que la variante fue detectada en 17 personas que se sometieron a las pruebas PCR, el método más exacto para detectar la presencia del coronavirus.