Decidieron dejar en el pasado el abuso de terratenientes para forjar su futuro

Amigo Nómada, hoy conoceremos la comunidad de Puerto Prado, que se ubica en la región Loreto, muy cerca de Nauta a aproximadamente 30 minutos.

Nos da la bienvenida una fuerte lluvia, lo que es una bendici{on por estos lares, pues dejan un largo verano.

Puerto Prado, es una comunidad ocnformada por 16 familias, cuyos integrantes formaron en el pasado parte de diversas etnias amazónicas, fundamentalmente la cocama, aunque ya el idioma ha sido casi olvidado.

En el pasado, los pobladores de Puerto Prado que vivían a orillas del río Ucayali en ese entonces, eran sojuzgados por los señores del caucho y después por grandes terratenientes hasta que se aburrieron del abuso y en 1984, llenos de deudas por comprar productos que no les servían para nada, decidieron irse a vivir en otro lugar. Las cosas no fueron muy bien y la población se dispersó, pero un grupo de ellos, encabezados por Emma Tapullima Murayari, en el año 1999, decidieron irse a vivir en un pequeño terreno ubicado a orillas del río Marañón.

En poco tiempo, el pueblo empezó a florecer y crecer en abundancia. Entonces buscaron convertirse en una comunidad nativa para defender más efectivamente su territorio. Eso se les hizo muy difícil, por lo que decidieron con el tiempo adquirir más terrenos, hasta hacerse de un promedio de 500 hectáreas.

Es en parte de ellas en donde fundan el área de conservación privada Paraíso Natural Iwirati, el mismo que tiene un promedio de 100 hectáreas. No es eso lo que impresiona cuando se llega a este lugar, sino que es absolutamente limpio, no hay basura, los niños se desenvuelven para hablar en público como en ninguna población nativa habíamos visto antes, además que tienen muy metido el discurso de la conservación. Cuando les preguntamos a los más pequeños de la comunidad por qué quieren ser en el futuro, casi todos responden que una carrera afin al medioambiente.

¿Por qué sucede aquello? Pues, fundamentalmente por el trabajo de organizaciones como Conservamos por Naturaleza y ANIA, las mismas que han aportado para transformar una visión extractivista en una visión que mira acia el futuro. “Acá había una sola persona que se oponía a que cuidemos el bosque y ya se fue. Ahora todos vivimos tranquilos”, indica René, el esposo de Emma.

Ahora los pobladores se dedican a la artesanía, utilizando la fibra de la chambira y colorantes naturales, con lo que han dejado la pesca, únicamente para su sustento y eso los hace felices. “Antes nuestros esposos tenían que ir toda la madrugada a pescar en el lago y al día siguiente muy de mañana, nosotras al mercado de Nauta para vender, lo que era muy cansado y nos obligaba a trabajar mucho, ahora con la artesanía y el turismo, ello está cambiando”, agrega otra de las mujeres dedicadas a la artesanía en la zona.

Además, en el presente vienen implementándose

El bosque de niños
En doce hectáreas otorgadas por acuerdo de la comunidad, se ha desarrollado el proyecto de Bosque de NIños (o BONI), que es impulsado por la ONG ANIA, el mismo que busca empoderar a los niños del amor a la naturaleza y lo han logrado. En este lugar, hay caminos llenos de naturaleza en donde los niños experimentan una comunión con el todo envidiable. Tienen sus juegos (como el Esto es Selva, una influencia de la distante Lima, pero que felizmente no con tanta importancia pues no hay televisores en la zona).

En la zona hay cientos de especies de aves y monos, que se acercan a nosotros sin dudarlo, sin temer nuestra condición de seres humanos y eso se siente genial. Pronto estaremos presentando un documental en el programa Nómadas al respecto. Sin duda, este es un gran ejemplo para el mundo.