“Mi paz os dejo, mi paz os doy, pero yo no la doy como el mundo la da”. Así lo expresó el gran maestro de los maestros hace 2016 años, tiempo en la que estamos viviendo la era cristiana. Aquella voz con lapidarias frases que resonó en las calurosas y santas tierras de Jerusalén, siguen sonando tan actuales en nuestro agitado y terrorífico mundo occidental de hoy.
Los seres humanos estamos condenados a romper acuerdos de paz con uno mismo. Una paz verdadera no se consigue firmando protocolos de reciprocidad o de beneficio mutuo; una paz verdadera no tiene fronteras, solo compromisos que alcanzar primero, con uno mismo, luego con los demás. Es decir, no podemos predicar la libertad, viviendo en la esclavitud social de limitarnos a la pobreza, al sometimiento y a las múltiples necesidades.
Qué fácil es celebrar y dar la bienvenida a los acuerdos de paz a través de ceremonias y documentos firmados, la historia nos desmiente que los acuerdos no siempre se cumplen como es la voluntad de los que la generan y la proponen, de lo contrario seríamos una tierra fuera de peligros, sin que haya resentimientos y amenazas.
¿Por qué en algunos pueblos hispanos se levantaron grupos armados? ¿Por qué Colombia tuvo que albergar contra su voluntad por más de 50 años a las FARC? Aún sigue intacta la otra guerrilla: el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Quienes seguramente entrarán a una cura de silencio reflexivo para volver a reagruparse con más fuerza, porque el gobierno con ellos no tiene ningún coqueteo, porque piensan que no son tan peligrosos como lo fue las FARC.
Las FARC se ilusionaban con ser un Estado dentro de otro Estado, a cambio de esa ilusión, cuántos, miles y miles de colombianos inocentes murieron, y cuántos en estos momentos, sobre todo familiares de las víctimas, se enlodan y se revuelcan en sus resentimientos, tan solo por permitir que un aventurero presidente, Juan Manuel Santos Calderón, empezó su mandato seduciendo con un acuerdo de paz con una guerrilla que quiso tomar el poder matando y secuestrando gente inocente, como lo hizo SENDERO LUMINOSO en Perú, que interpretando mal doctrinas radicales, no le importó a su jefe Abimael Guzmán, generar el pánico en gran parte de la Sierra y la Costa, matando a miles de inocentes entre niños, mujeres y hombres de todas las edades.
Fue noticia un tiempo, cuando Abimael Guzmán, después de haber sido condenado a cadena perpetua, lanzó desde su celda de la base naval, firmar un acuerdo de paz con el gobierno peruano, no tuvo ningún éxito. Pero éste desde su sentencia perpetua no baja la guardia en ningún momento, por ello es que nació precisamente un hijo ni siquiera adoptivo, sino un legítimo hijo “biológico” y “encarnado”, llamado Movadef, a tal punto de la apología extrema que llegaron hasta construir un mausoleo en la punta de un cerro en la Costa, cuyo costo cifra los 900 mil soles, donde ya vienen descansando sus propios camaradas de armas, y donde al mismo patriarca Abimael, le espera uno de los 90 nichos, para descansar ahí su otra eternidad.
¿Qué hubiera pasado si el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, hubiera sido capturado como pasó en el Perú con Abimael Guzmán? ¿Se hubiera firmado el mismo acuerdo de paz de la forma como esta se firmó en Colombia con la presencia de más de una decena de mandatarios, incluido el mismo hermano de Fidel Castro?
La familia Castro representó también a una guerrilla que le permitió levantar en armas a Fidel hace más de 50 años en una de las islas que ahora es uno de los primeros gobiernos de nuestra zona que está ya más de 45 años en el poder, sin convocatorias a ningún tipo de representación democrática, y donde el señor y amo es Fidel Castro, aunque ya no está estos últimos tiempos en el escenario público, siendo su hermano Raúl, quien hace las veces de él. Pero es el cerebro de una Cuba libre como lo llaman ellos, y que al mismo tiempo no deja de exhibir una de las mejores educaciones de Latinoamérica.
El gobierno de Castro tiene varios convenios con gobiernos latinoamericanos, donde miles de jóvenes estudian gratis, con la anuencia del sistema socialista. Decenas de jóvenes san martinenses, tuvieron ya la oportunidad de estudiar la carrera de medicina en sus claustros universitarios.
Finalmente, todas estas ceremonias de paz no se hubieran dado, si el líder de las FARC, hubiera caído en las manos de la justicia colombiana. La guerrilla hubiera continuado, como pretenderá continuar el ELN, y como pretende el Movadef en Perú, hacer sus ensayos políticos.