Por: Lenin Quevedo Bardález
La intensión de la protesta era absolutamente pacífica y era algo que se dejaba notar en el ánimo de las personas que la acompañaban. No obstante, aparentemente existía otro tipo de pretensión entre los que se encontraban del otro lado, en este caso, los partidarios del notario Luis Enrique Cisneros Olano.
La manifestación partió aproximadamente a las 10 de la mañana de la plaza Mayor de Tarapoto, dirigiéndose en primera instancia a la Municipalidad Provincial de San Martín, para protestar por la postergación del megaproyecto de agua potable y alcantarillado de la ciudad de Tarapoto. Allí los manifestantes exigieron al Gobierno Regional de San Martín y al alcalde Walter Grúndel agotar las instancias para hacer posible de una vez por todas esta importante obra.
El lío en la notaría
Antes de que la protesta llegue a la notaría de Luis Enrique Cisneros Olano, ya se habían dispuesto en sus afueras un gran número de pobladores de la parte alta del distrito de La Banda de Shilcayo.
Ellos, tenían en manos carteles en los que insultaban a periodistas de radio Tropical, contra políticos como Manuel Aguilar y Sandro Rivero, contra la congresista Esther Saavedra además en contra de la presidenta del Consejo Nacional del Notariado, Frieda Roxana del Aguila Tuesta (aunque preguntados los que cargaban con dichas pancartas, no sabían de quien se trataba).
La Policía Nacional, con la finalidad de evitar desmanes y enfrentamientos hizo que estos se replieguen hasta la esquina de la cuarta cuadra del Jr. Leguía, a media cuadra de la notaría de Luis Enrique Cisneros Olano.
Posteriormente llegó la manifestación al frente de dichas oficinas y tras una serie de discursos de muchos de los involucrados se inició la quema casi ritual de un ataúd en el frontis de la notaría. Fue en ese momento que los periodistas, que se encontraban en el frontis de las oficinas de Cisneros Olano y mirando hacia los movilizados, fueron objeto de empujones y algunos de agresiones por parte de la Policía Nacional del Perú, siendo golpeados los periodistas Julio Quevedo Bardález (de esta casa) y Sandro Huarhua.
También sufrieron algunos golpes la militante aprista Julia Ochoa y Gloria Collantes. Al no poder controlar a los manifestantes, los policías utilizando extintores lograron confundirlos y de esta manera frenaron el incendio del ataúd, pero generando el repudio de los manifestantes. Cabe indicar que el oficial encargado de la operación, dijo desconocer el lugar del que se sacó los extintores para utilizarlos como disuasivos de la masa. Antes de este hecho, la marcha tornó en absolutamente pacífica, por lo que se responsabilizó desde el frente de defensa a algunos efectivos policiales que pretendían criminalizar la protesta.