
La Junta Nacional del Café (JNC) estimó para 2018 una producción de 6 800 000 quintales, siendo un incremento de 11% en relación al 2017, que sumó 6 150 000 quintales de 46 kilos. Sin embargo, esta mejor producción no tendrá impacto positivo en la economía de los productores, ya que se perfila la continuidad del ciclo de bajos precios, y la imposibilidad de honrar los créditos contraídos antes y durante el período de pandemia de la roya amarilla.
Según la JNC el repunte de la producción se ha visto favorecida por un período de temperaturas y lluvias favorables, además del esfuerzo de los productores, quiénes a pesar de las carencias de crédito y soporte técnico, apostaron por fertilizar sus plantaciones, con pequeños préstamos familiares.
“Será un año crítico para los agricultores, con precios que no cubren costos de producción, y un gobierno con oídos sordos para los pequeños productores, lo cual alienta pobreza y protestas en el campo”, advirtió Tomás Córdova, presidente de la JNC y de la Cooperativa Agraria Cafetalera Oro Verde, en Lamas, San Martín.
Dijo que la campaña del 2017 deja un amargo sabor a los cafetaleros, toda vez que el precio estuvo lejos de cubrir los costos de producción, además de la escasez de mano de obra para recoger la cosecha, también afectada por presencia de plagas como broca y roya amarilla, especialmente en Ayacucho, Cusco y Puno, donde la productividad está lejos de alcanzar cifras históricas de una década atrás.
Expresó su preocupación por la situación crítica de Agrobanco, que a pesar de las deficiencias y limitaciones era una fuente financiera que facilitaba recursos a pequeños productores. “Los ministros de Agricultura y Economía prometieron reflotarlo, pero en la práctica lo están desactivando. Ahora, con esta crisis moral y corrupción que envuelve sectores políticos, altas instancias empresariales y del gobierno, seguramente buscarán cerrarlo” indicó el dirigente cafetalero.