El aceite de palma es el aceite vegetal más producido y utilizado del planeta. A nivel mundial, se producen hasta 73 millones de toneladas anuales, mientras que, en el Perú, la producción está alrededor de las 300 mil toneladas y se da, principalmente, en las regiones de Ucayali, San Martín y Loreto. A diario lo encontramos en diversos productos, desde alimentos como aceite de cocina, margarinas para la pastelería, hasta productos de cuidado personal como jabones y también combustibles.
Por su parte, la palma aceitera es el cultivo dedicado a la producción de aceites vegetales que mayor rendimiento por hectárea genera, ya que una hectárea de palma aceitera puede producir hasta 8 veces más aceite que otros cultivos oleaginosos. Frente a este escenario, su producción sostenible es sumamente importante, pues se traduce en un impacto positivo en el ambiente al reducir el uso de químicos y utilizar menos hectáreas de cultivo que otro tipo de aceites. También genera beneficios económicos, tanto para las regiones en donde se produce como para los pequeños y medianos productores asociados y sus familias.
Su importancia es tal que, en el año 2018, la palma aceitera representó 2% del PIB de la selva peruana. Regionalmente represento 4% del PBI en San Martín, 1.5% en Ucayali, 0.8% en Loreto y 0.2% en Huánuco. Asimismo, de acuerdo al Ministerio de Agricultura peruano, este sector promueve 37 mil puestos de trabajo directos e indirectos en el año, lo cual significa mejores oportunidades y desarrollo para miles de familias. Adicionalmente, su cultivo sostenible genera una cadena de valor para los productores agrícolas, quienes además de ser empresarios industriales y socios, cumplen el rol de exportadores.
Sin embargo, como producto altamente versátil, su producción se ha incrementado con el pasar de los años, llegando a producirse incluso bajo condiciones que afectan a la Amazonía como ha sucedido a causa de la deforestación. Hoy, sabemos que este cultivo puede darse bajo condiciones de mayor cuidado, que además generan mayores beneficios para los agricultores, tal como incrementar el valor del fruto cultivado al contar con certificaciones de sostenibilidad.
Por ello, es importante brindar información a los pequeños y medianos productores para que puedan llevar a cabo prácticas sostenibles. El desafío está en ayudarlos a incrementar su productividad y, a la vez, hacer sostenible el desarrollo del sector.
A raíz de esto, surgen oportunidades como el Programa de Palma Sostenible e Inclusiva promovido por Alicorp, Solidaridad y Nes Naturaleza, diseñado exclusivamente para las empresas y organizaciones de pequeños productores de palma aceitera. Su objetivo es iniciar acciones para la trazabilidad y sostenibilidad en la cadena de valor, fortaleciendo sus capacidades e implementando buenas prácticas de sostenibilidad.
La certificación de los pequeños productores de esquema puede incrementar la rentabilidad de sus negocios hasta en 35%, y para pequeños productores independientes, en un 89%, según un estudio realizado por la Universidad de Maastricht y Bogor Agricultural University en el 2017. De la misma forma, para los productores de esquema – es decir, las extractoras que se suministran de productores de palma – significa hasta un 34% más de rentabilidad.
Se estima que en los próximos años la producción y la demanda de aceite de palma continuarán creciendo. Por ello, asegurar la sostenibilidad en toda la cadena de producción resulta fundamental para generar un impacto positivo en las familias, las comunidades y el medio ambiente.